Un antídoto es una substancia que contrarresta los efectos de un tóxico o veneno (diccionario de la Real Academia Española) con el objetivo de evitar su acción. Son pues substancias terapéuticas con una acción específica neutralizante sobre un tóxico determinado. De entre todos los métodos con utilidad terapéutica en toxicología clínica los antídotos poseen la acción más específica, más eficaz, y algunas veces, la más rápida.
Hay que señalar que en el campo de la Toxicología Clínica, la búsqueda de evidencias científicas es más limitada que en otras áreas del conocimiento. El rigor científico, a veces, se limita a descripción de casos clínicos, opiniones de expertos, etc. y esto es aplicable a los antídotos, considerados como fármacos o medicamentos, lo que no deja de ser un problema importante, sobre todo en el campo de la toxicología pediátrica, en donde por una parte, la falta de información impide, a veces, la utilización de antídotos en niños, y por otra es especialmente elevada la incidencia de intoxicaciones. En USA se estima que dos terceras partes de las intoxicaciones se presentan en menores de 20 años; la mitad de los casos registrados son niños menores de 6 años y cerca de una cuarta parte son menores de 2 años.