Seleccionamos para la respuesta dos Guías de Práctica Clínica (GPC) donde se valora el diagnóstico de desorden bipolar en niños y adolescentes.
Una de las GPC (1) señala que la existencia del desorden bipolar (DB) en la juventud, especialmente niños, las fases de manía y de depresión tienen características diferentes que en los adultos. Recomienda que las valoraciones psiquiátricas de este grupo de población siempre incluyan preguntas de cribado de dicho desorden. También recomienda que, según los criterios del DSM-IV-TR, al hacer el diagnóstico de manía o hipomanía en niños y adolescentes, debe incluirse el criterio de la duración. Otra recomendación que hace esta GPC es que, dado que la validez de diagnóstico de DB en niños jóvenes tiene que ser todavía establecida, deben tomarse precauciones antes de aplicar este diagnóstico en niños preescolares. Ya que estos últimos, si presentan alteraciones del humor y del comportamiento, se debe determinar si existen otros factores que contribuyan a ello, incluyendo desórdenes de desarrollo, estresores psicosociales, conflictos de relación padre-niño, y dificultades de temperamento. También señala el desafío de aplicar criterios diagnósticos para adultos, en niños muy pequeños, pues no hay estudios que determinen un método válido para determinar síntomas maníacos en esta edad, incluyendo grandiosidad, fuga de ideas y atención. Además, los patrones del sueño se deben determinar en el contexto del período de desarrollo. El diagnóstico de DB en niños muy pequeños potencialmente los expone a una farmacoterapia muy agresiva. No se ha establecido la seguridad a corto y largo plazo de los estabilizadores del humor y de los agentes antipsicóticos en niños. Es particularmente importante en los preescolares que las estrategias de intervención traten los factores ambientales, de desarrollo, temperamental, y sociales que pueden relacionarse con la presentación del síntoma.
La segunda GPC (2), elaborada por NICE (National Institute for Health and Clinical Excellence), señala que el diagnóstico de trastorno bipolar en niños y adolescentes tiene gran dificultad y controversias. Siendo la edad máxima para el inicio del DB en la adolescencia más tardía y primeros momentos de la edad adulta. Sin embargo, un número significativo de adultos con DB (20%) ha experimentado síntomas iniciales antes de los 19 años, siendo del 1% el comienzo en la adolescencia, según algunos autores. El número de pre-púberes que presentan DB es muy pequeño, según un estudio en Estados Unidos, donde solo se identificaron tres casos. Presentándose primero el desorden depresivo y de una duración mas larga. Consideran que ciertos síntomas varían considerablemente en función de la edad y del nivel de desarrollo, por lo tanto lo que es patológico en un adulto no se pudo describir como tal en un niño. Otra consideración es la co-morbilidad y co-presentación con síntomas como los del Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad. Concluye la GPC que es posible diagnosticar DB I en niños y adolescentes, aunque acepta como desorden muy raro en el grupo primero. Sin embargo, señala que no hay consenso, dado el nivel actual de la evidencia, que en esta etapa se alcance un diagnóstico de DB II tanto en el niño como en el adolescente. Una excepción a esto es que durante la adolescencia tardía puede ser apropiado el uso de los criterios de diagnóstico del adulto estándar. La GPC hace una serie de sugerencias para diagnosticar DB I en el niño pre-puberal: deben estar presente una fase de manía, euforia la mayoría de los días (más de 7 días) y aunque la irritabilidad puede ser un síntoma, no debe ser un criterio base de diagnóstico. En cuanto a los adolescentes: debe estar presente la euforia durante un período de siete días; no siendo un criterio base de diagnóstico la irritabilidad. También señala que no debe diagnosticarse DB en una persona joven que presenta solamente un episodio depresivo, sino en el contexto de antecedentes familiares de este diagnóstico.