Una revisión sistemática sobre la prevención de úlceras de presión, publicada en el año 2006(1), incluyó tan solo un ensayo clínico aleatorizado que comparase diferentes intervalos de tiempo en los que realizar los cambios posturales. El ensayo, de calidad metodológica pobre, mostró que en pacientes hospitalizados, los cambios posturales realizados cada 4 horas combinados con el empleo de colchones de una espuma especial redujeron la incidencia de úlceras de presión, comparado con cambios posturales cada 2 horas y la utilización del colchón habitual. Una conclusión de la revisión es que hay insuficiente evidencia para recomendar unos regímenes específicos para cambios posturales en pacientes inmovilizados y que el estudio localizado no es suficiente para modificar las pautas habituales establecidas en la mayoría de protocolos, que recomiendan cambios de postura cada 2 horas.
Las Guías de Práctica Clínica consultadas recomiendan, en su mayoría, cambios posturales en pacientes encamados e inmovilizados, cada dos horas (2,3,4,7,8). En el caso de emplear colchones con presiones variables una guía (2) establece un período entre 2 a 4 horas. Dos Guías (5,6) no indican un tiempo definido, sino que recomiendan que los cambios deben realizarse tras una valoración individual del riesgo y del estado de la piel.
Ninguna de las guías respalda su recomendación en un ensayo clínico de calidad. La mayoría asignan a las recomendaciones sobre la frecuencia de cambios posturales, una evidencia baja, en general basada en opiniones de expertos(3,4,5,6,7). En dos guías la evidencia que asignan está basada en estudios clínicos no aleatorizados (2,8).