Ha sido publicada, en Enero del 2007, una revisión de la evidencia que trata de responder a la pregunta: ¿qué profilaxis debe ser proporcionada a los pacientes hospitalizados para la prevención de la úlcera gastrointestinal de estrés? (1). Este sumario identificó en Medline seis revisiones sistemáticas con metaanálisis y veinte ensayos clínicos randomizados. Tras su lectura fue difícil establecer un consenso debido a la inconsistencia de los resultados medidos en estos estudios. Las conclusiones principales fueron que:
- Las indicaciones que establece para iniciar la profilaxis son pacientes ingresados en una Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) y que precisan mantener una ventilación mecánica prolongada (> de 48 horas) o que presentan una coagulopatía o que padecen un fallo multiorgánico (especialmente fallo renal).
- La evidencia actual no justifica indicar profilaxis de la úlcera de estrés a pacientes que no están ingresados en una UCI.
- La profilaxis realizada con antagonistas de los receptores H2 y con sucralfato son igualmente eficaces para reducir la mortalidad y la duración de la estancia hospitalaria. Comparado con placebo, el odds ratio para sangrado clínicamente importante fue de 0,44 con ranitidina (Intervalo de confianza al 95% de 0,22 a 0,88) y de 0,58 con sucralfato (IC al 95%, de 0,34 a 0,99).
- Los ensayos clínicos randomizados no han demostrado que los inhibidores de la bomba de protones sean superiores al sucralfato o a los antagonistas de los receptores H2.
Una revisión sistemática ha sido publicada en el 2007 para describir el empleo de la profilaxis en pacientes hospitalizados en otros servicios diferentes de la UCI, así como establecer su recomendación(2). De un 20 a un 25 % de pacientes ingresados en servicios generales de un Hospital y sin factores de riesgo para sangrado digestivo reciben profilaxis de la úlcera de estrés durante su estancia. La revisión tan solo localizó dos ensayos clínicos realizados en este tipo de pacientes:
- El primer ensayo mostró una reducción significativa del sangrado digestivo al administrar magaldrato (ningún sangrado en 52 pacientes) frente el 6% (3 de 48 pacientes) con el placebo.
- El segundo ensayo comparaba cimetidina y sucralfato en 144 pacientes. En el grupo de cimetidina (n=74) no hubo ningún sangrado frente al 3% (en 2 de 70) con el sucralfato.
Hay que tener en cuenta que, en los dos ensayos, los pacientes incluidos tenían patologías severas y aunque estaban ingresados en plantas generales, podrían haber estado ingresados, en otras instituciones, en la UCI. Aunque los dos ensayos apuntan a un ligero beneficio de la profilaxis en pacientes ingresados, el sesgo de selección de los pacientes y el limitado tamaño de los mismos, impiden incorporar esta recomendación en guías de práctica clínica e indican la necesidad de contar con más estudios para establecer una conclusión válida.