[Las preparaciones en polvo para lactantes (PPL) han sido asociadas a casos de enfermedad grave y muerte debido a la infección por Enterobacter sakazakii (o también conocida como Cronobacter sakazakii). Durante la fabricación, las PPL pueden contaminarse con bacterias nocivas como Enterobacter sakazakii y Salmonella enterica. Esto se debe a que, con las actuales tecnologías de fabricación, no es viable producir PPL estériles. Además, durante la preparación de las PPL, las prácticas de manipulación inapropiadas pueden exacerbar el problema].
En base a las directrices de la Organización Mundial de la Salud (OMS) con la colaboración de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO)(1), el agua para la PPL (ya sea tanto agua potable como embotellada) se ha de llevar a ebullición durante un minuto, dejar reposar de 5 a no más de 30 minutos (para que la temperatura del agua no descienda a menos de 70 ºC), añadir los polvos, agitar y administrar en el momento. Es el método indicado para lactantes menores de dos meses, prematuros e inmunodeprimidos, por ser los más vulnerables. Este método elimina el riesgo de enfermedad por contaminación microbiológica de la leche.
La web informativa de los Centers for Disease Control and Prevention (CDC) de Estados Unidos, en la sección acerca de la prevención de infección por Cronobacter(2), menciona que, en la mayoría de los casos, es seguro mezclar la PPL siguiendo las instrucciones del fabricante que se encuentran en el envase, aunque se informa que si un bebé es más vulnerable (menor de 3 meses, nació prematuramente o tiene un sistema inmunitario debilitado), hay que considerar los siguientes pasos para preparar la PPL y reducir el riesgo de enfermedad por la bacteria Cronobacter sakazakii:
- Hervir el agua y dejarla enfriar 5 minutos. Es importante mezclar la fórmula mientras el agua todavía está muy caliente para que el calor pueda matar los gérmenes.
- Verter el agua caliente en un biberón limpio y vacío.
- Agregar la cantidad exacta de fórmula que se indica en el envase mientras el agua todavía está caliente. Luego, colocar una tapa en el biberón y agitar para mezclar. No usar una cuchara u otro utensilio para remover porque esto podría introducir gérmenes.
- No refrigerar la fórmula sobrante para guardarla para más tarde. La combinación de la fórmula y la saliva del bebé puede permitir que los gérmenes crezcan.
En el contexto nacional, la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición, refiere, en la web de información al ciudadano, respecto a la toxiinfección por Cronobacter sakazakii(3) que, aunque la bacteria es capaz de infectar a cualquier individuo, la población de mayor riesgo son los bebés recién nacidos (<28 días), en particular los prematuros, con bajo peso al nacer o inmunodeprimidos. Puede afectar puntualmente a individuos adultos inmunodeprimidos, pero no causa enfermedad en adultos sanos. Cronobacter sakazakii es capaz de sobrevivir durante largos períodos de tiempo en ambientes poco húmedos, como los alimentos deshidratados. Por ello la toxiinfección por esta bacteria se asocia fundamentalmente a alimentos secos, como los preparados deshidratados para lactantes. La contaminación de los preparados deshidratados para lactantes puede producirse a causa de ingredientes contaminados que se añaden después del proceso de secado o durante su reconstitución y manipulación.
Asimismo la web de la Agencia Catalana de Seguridad Alimentaria (actualizada en 2021), informa sobre microorganismos asociados a la PPL(4). Expresa que las fórmulas líquidas son preparados líquidos listos para consumir que han sido esterilizados comercialmente. Pueden tomarlas cualquier recién nacido, pero están especialmente indicadas para recién nacidos prematuros o con graves problemas de salud. En cambio, las PPL no son estériles y, a pesar de que se les aplica un tratamiento térmico durante la fabricación y se ajustan a los criterios microbiológicos establecidos, ocasionalmente pueden contener bajas concentraciones de microorganismos, entre los que se pueden encontrar la Salmonella entérica y Cronobacter sakazakii.
Describe que la infección por Cronobacter sakazakii es poco común en todo el mundo, pero cuando se desarrolla presenta una elevada proporción de casos con complicaciones neurológicas y de muerte. La infección cursa con enteritis diarreica, que a menudo se transforma en sanguinolenta y, en algunos casos, se puede complicar con una meningitis que deje secuelas neurológicas o acabe en muerte. La infección por Salmonella enterica es más común y suele cursar con una enteritis diarreica, que en ocasiones se puede complicar con una septicemia.
Tanto la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición y la Agencia Catalana de Seguridad Alimentaria, han publicado consejos para preparar los biberones con seguridad(5,6) en poblaciones sanas y vulnerables, basándose en las pautas marcadas por la OMS y la FAO. Para los bebés sanos aparte de recomendar el método de agua caliente, la Agencia de Salud Pública de Catalunya(6) refiere que hay ocasiones en las que no es posible disponer de agua caliente o no conviene reconstituir la PPL con agua caliente porque contiene probióticos. Por esto, se ofrece un segundo método de preparación con agua fría. Este método garantiza que no haya una proliferación de los microorganismos presentes en la leche pero no asegura la eliminación del riesgo de enfermedad si la leche contiene un nivel de microorganismos suficiente para causar enfermedad. La preparación con agua fría consiste en llenar el biberón con agua fría (20 °C o menos); añadir la leche en polvo indicada por el pediatra, agitarlo para deshacer grumos y darlo inmediatamente al recién nacido. Se ha de rechazar la leche que el recién nacido no se haya tomado en dos horas y el sobrante no se ha de guardar en la nevera.
Existen también protocolos de preparación de biberones de dos Comunidades Autónomas recogidos en los documentos informativos a la población(7,8) basados en las pautas de la OMS/FAO ya comentadas anteriormente.