En la búsqueda realizada se ha encontrado una Guía de Práctica Clínica, un Sumarios de Evidencia, varias Revisiones Sistemáticas de Ensayos Clínicos, un estudio de Cohorte y una Guía para Pacientes que ofrecen información de interés para la pregunta. La evidencia que se desprende de estos documentos sugiere que, la práctica de ejercicio a lo largo de todo el proceso que supone el trasplante de células hematopoyéticas (TCH) puede ser beneficioso para el paciente.
Una Guía de Práctica Clínica (GPC) de Canadá acerca del TCH(1) expresa que se debería aconsejar a todos los pacientes trasplantados (con seguimiento a largo plazo), respecto a modificaciones en el estilo de vida que reduzcan el riesgo de eventos cardíacos, como evitar el tabaco, realizar una actividad física adecuada y mantener una dieta saludable.
El Sumario de Evidencia (SE) de Uptodate sobre complicaciones tempranas del TCH(2) indica que, la mayoría de los centros de trasplantes ofrecen terapia física y ocupacional a pacientes sometidos a TCH autólogo o alogénico en un esfuerzo por minimizar el deterioro funcional, pero existe controversia sobre los beneficios del ejercicio y/o el manejo del estrés para los pacientes que se han sometido a un trasplante. Este SE basa su información en un ensayo clínico aleatorizado (ECA) realizado en 2011(3), en el que se asignó al azar a 109 pacientes, sometidos a TCH autólogo por una neoplasia maligna hematológica, a un programa de ejercicio de alta intensidad (programa supervisado de ejercicios combinados, aeróbicos y de resistencia, de alta intensidad y de 18 semanas de duración) versus atención habitual. Se midió la aptitud cardiorrespiratoria, la fuerza de prensión de las manos, la fatiga general y la calidad de vida relacionada con la salud (CVRS) y los resultados no mostraron efectos beneficiosos sobre la aptitud física, la fatiga y CVRS.
No obstante, el otro estudio en el que se basa el SE es un metanálisis de 11 estudios, que incluyó un total de 734 pacientes(4) e informó que el ejercicio durante la hospitalización mejoró las medidas de CVRS y disminuyó la fatiga. Este metanálisis no encontró un impacto en el bienestar psicológico o la angustia.
Una Revisión Sistemática (RS) publicada en 2022, acerca del efecto de los programas de ejercicio sobre los factores psicoemocionales y de CVRS en pacientes adultos con cáncer y TCH o trasplante de médula ósea (TMO)(5), refiere que según los estudios analizados, el programa de ejercicio más adecuado para mejorar las variables psicoemocionales tendría las siguientes características:
- ser supervisado,
- con una duración de 12 semanas y sesiones entre 20 y 40 min,
- con ejercicios multicomponentes (es decir, entrenamiento de fuerza y entrenamiento aeróbico como elemento principal del entrenamiento, con estiramientos, relajación y actividades de la vida diaria como trabajo secundario),
- y realizado en centros sanitarios o en el domicilio del paciente (según el estado del paciente).
Refieren los autores que, desafortunadamente, casi todos los estudios no informaron adecuadamente de la intensidad del entrenamiento, por lo que no se puede proponer la intensidad más adecuada.
Otra RS publicada por el mismo grupo de investigadores acerca del efecto de los programas de ejercicio sobre los factores físicos y la seguridad en pacientes adultos con cáncer y TCH(6), incluyó un total de 25 ECA con 1.434 pacientes. Según los autores, el resultado más significativo de esta RS es que las intervenciones con programas de ejercicio son seguras y producen cambios positivos en la aptitud cardiorrespiratoria, la fuerza muscular y el estado de movilidad funcional en pacientes adultos con cáncer, TCH y TMO. Sólo 3 pacientes de los 711 participantes en las intervenciones de ejercicio (es decir, 0,42%) informaron eventos adversos relacionados con la intervención. En conclusión, según los autores, los programas de entrenamiento físico podrían tener un efecto protector cardiológico y muscular, así como un efecto saludable en la prevención y el control de las complicaciones del trasplante, mejorando los resultados de salud.
En otra RS con el objetivo de identificar, evaluar y sintetizar la evidencia que examina el efecto del entrenamiento físico sobre los resultados de la capacidad de ejercicio, la CVRS y la duración de la estancia hospitalaria, y para identificar cualquier diferencia en los pacientes tratados con trasplante alogénico versus autólogo(7), se estudiaron 24 ECA y 3 ensayos experimentales prospectivos no aleatorios (n = 2.432). Hubo evidencia de calidad moderada de que el ejercicio mejora la capacidad de ejercicio funcional (diferencia de medias [DM] = 29 m; intervalo de confianza (IC) del 95 % = 12,59 a 45,4), la CVRS global (DM = 3,38 puntos; IC del 95 % = 0,37 a 6,39) y la fatiga. (DM = 2,52 puntos; IC del 95% = 0,42 a 4,63) y evidencia de baja calidad para la reducción de la estancia hospitalaria (DM = 2,07 días; IC del 95% = 0,43 a 3,72). Estos efectos fueron más pronunciados en los receptores de trasplantes alogénicos. No se asociaron eventos adversos graves directamente con el ejercicio en los estudios incluidos.
La última de las RS seleccionadas para la elaboración de esta respuesta se publicó en 2021 y estudia el efecto del ejercicio y las intervenciones nutricionales sobre el funcionamiento físico en pacientes sometidos a un TCH (8). Se incluyeron trece estudios que utilizaron intervenciones de ejercicio (n = 11) e intervenciones nutricionales (n = 2); ningún estudio utilizó una intervención combinada. El metanálisis de los ECA cuya intervención es el ejercicio mostró efectos estadísticamente significativos en la distancia de caminata de 6 minutos (diferencia de medias estandarizada [DME] 0,41; IC del 95 %: 0,14 a 0,68), fuerza de las extremidades inferiores (DME 0,37; IC del 95 %: 0,12 a 0,62) y calidad de vida global (DME 0,27; IC del 95 %: 0,08-0,46). Los autores afirman que sus resultados en cuanto al funcionamiento físico indican efectos positivos de las intervenciones de ejercicio para los pacientes que reciben TCH. La heterogeneidad de las intervenciones de ejercicio y la ausencia de estudios de nutrición de alta calidad exigen nuevos estudios que comparen diferentes tipos de estudios de ejercicio y estudios de alta calidad sobre nutrición en pacientes con TCH.
Un estudio de cohorte prospectivo (el estudio BOOST), analiza la viabilidad del ejercicio grupal de inicio temprano en el TMO alogénico(9). Todos los participantes recibieron la atención habitual además del programa de ejercicio protocolizado desde antes del TMO hasta los 60 días posteriores al TMO. El resultado primario fue la viabilidad; los resultados secundarios incluyeron capacidad ante el ejercicio, fragilidad, CVRS y fuerza. La tasa de consentimiento fue del 100% (n = 42); el 83% (n = 35) completó todos los aspectos de la intervención; de ellos, el 83% (n = 29) asistió a ≥2 sesiones de ejercicio grupal por semana; no se produjeron eventos adversos. El bienestar emocional mejoró significativamente con el tiempo, lo que puede resaltar los beneficios de la intervención grupal. Otros resultados disminuyeron significativamente desde el momento previo al TMO hasta el alta hospitalaria, con cierta mejora a los 60 días posteriores al TMO. Los participantes con signos tempranos de fragilidad demostraron la mayor disminución en los resultados. Se concluye que el ejercicio en grupo fue seguro y factible; los autores inciden en que las aportaciones de este estudio resaltan la importancia de la identificación inicial de la fragilidad para dirigir la intervención a quienes más la necesitan.
Por último, decir que el Grupo Español de Trasplante Hematopoyético (GETH) de la Sociedad Española de Hematología y Hemoterapia (SEHH) ha elaborado la Guía de Ejercicio Terapéutico para Pacientes TMO(10), donde pone en valor la importancia de planificar actividad deportiva en cualquier fase del proceso en el que se encuentre el paciente, ya que mejora el estado anímico, disminuye los síntomas y permite eliminar más secreciones.