[Para poder dar respuesta a la pregunta se ha considerado como motivo de ingreso hospitalario la prematuridad del recién nacido].
En base a la información consultada, el uso de taza o vaso parece ser el método más indicado para suministrar al neonato la leche materna en comparación con el uso de biberón, para que la lactancia materna sea efectiva en todas las tomas tras el alta.
En el banco de preguntas de Preevid, hay una respuesta publicada en el año 2017 que trata acerca del método dedo-jeringa(1), y la evidencia científica existente.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF)(2) recomiendan* que los niños inicien la lactancia materna en la primera hora del nacimiento y sean amamantados exclusivamente durante los primeros 6 meses de vida, lo cual significa que no se les proporcionan otros alimentos ni líquidos, ni siquiera agua. Los bebés deben ser amamantados a demanda, es decir, tan a menudo como el niño quiera, día y noche. No se deben usar biberones, tetinas ni chupetes. A partir de los 6 meses de edad, los niños deben comenzar a comer alimentos complementarios seguros y adecuados mientras continúan siendo amamantados hasta los 2 años o más.
La Guía de Práctica Clínica (GPC), sobre lactancia materna del Servicio Nacional de Salud(3), menciona que cuando haya necesidad de separar la madre y el recién nacido, se administre la leche materna con el método que mejor se adecue a las necesidades del lactante y de la madre, evitando el uso de tetinas siempre que sea posible* (ver anexo 13).
Apunta también que hay que considerar los siguientes criterios a la hora de elegir el mejor método en cada caso:
- Cantidad de volumen a administrar (por ejemplo, para el calostro o pequeñas cantidades de leche materna, sería preferible utilizar cucharita, jeringa o vaso).
- Duración prevista: breve o prolongada.
- Necesidad de un método que ayude a desarrollar las habilidades en lactancia materna de la madre y el niño (el suplementador ayuda a estimular el pecho; la administración con técnica digital-sonda adosada al dedo, permite ejercicios de rehabilitación)
- La facilidad de uso y de limpieza (tanto en el caso del hospital como en el domicilio).
- El coste que puede suponer.
- La aceptación del método por el recién nacido.
- Las preferencias maternas.
En la web de la liga de la leche, en España(4), la recomendación que se hace para cuando la madre se incorpore al trabajo es que, la persona que quede al cuidado del bebé, empiece por ofrecer al bebé pequeñas cantidades en el recipiente de elección (vaso, cuchara, jeringa, biberón) y, si quiere más, se va rellenando del recipiente que se ha descongelado, de modo que la leche del recipiente original no entra en contacto con la saliva del bebé. La última opción siempre será el biberón, para evitar el “Síndrome de Confusión de Pezón”.
El sumario de evidencia sobre lactancia materna del bebé prematuro(5), menciona que durante el ingreso, se requerirán dosis adicionales de la leche materna en función del peso del bebé, ya que la madre no estará en todas las tomas en el hospital. Los métodos de alimentación alternativos para la alimentación suplementaria incluyen sonda, biberón y taza. El método más común de alimentación suplementaria es el biberón una vez que el bebé toma toda la alimentación por vía oral. Sin embargo, los autores del sumario refieren que la alimentación con taza es un método de alimentación alternativo seguro a la alimentación con biberón, incluso en bebés prematuros(6). Además,en base a una revisión sistemática (RS) de reciente publicación(7), los autores del SE concretan que, la alimentación con taza se asocia con comportamientos de lactancia más maduros y tasas más altas de lactancia materna exclusiva después del alta en comparación con la alimentación con biberón. Sin embargo, los padres y los profesionales sanitarios deben estar capacitados en técnicas de alimentación con taza para garantizar la seguridad y la eficiencia.
Esta RS(7) sugiere que, evitar los biberones puede aumentar la extensión de la lactancia materna completa al alta (riesgo relativo (RR) 1,47, intervalo de confianza (IC) del 95 %: 1,19 a 1,80; 6 estudios, 1.074 lactantes; evidencia de certeza baja), y probablemente aumenta la lactancia materna (total y parcial combinada) al alta (RR 1,11; IC del 95 %: 1,06 a 1,16 estudios, 1.138 lactantes; evidencia de certeza moderada). Evitar los biberones probablemente aumenta la ocurrencia de lactancia materna completa tres meses después del alta (RR 1,56, IC del 95 %: 1,37 a 1,78; 4 estudios, 986 lactantes; evidencia de certeza moderada), y también puede aumentar la lactancia materna completa seis meses después del alta (RR 1,64, IC del 95 %: 1,14 a 2,36; 3 estudios, 887 lactantes; evidencia de certeza baja). Evitar los biberones puede aumentar la ocurrencia de cualquier tipo de lactancia (completa y parcial combinada) tres meses después del alta (RR 1,31, IC del 95 %: 1,01 a 1,71; cinco estudios, 1.063 lactantes; evidencia de certeza baja) y seis meses después del alta (RR 1,25, IC del 95 %: 1,10 a 1,41; 3 estudios, 886 lactantes; evidencia de certeza baja). La conclusión de los autores fue que evitar el uso de biberones cuando los recién nacidos prematuros necesitan alimentación suplementaria probablemente aumenta el grado de lactancia materna al alta y puede mejorar la lactancia materna completa (exclusiva) hasta seis meses después del alta. La mayor parte de la evidencia que demostró el beneficio fue para la alimentación con taza.
*Ver grado de recomendación en texto original.