En la búsqueda realizada se han seleccionado una revisión sistemática (RS)(1) , un sumario de evidencia (SE)(2), un documento de consenso del Colegio Americano de Obstetras y Ginecólogos(3) , un estudio de cohortes(4) y una guía de práctica clínica (GPC)(5) sobre atención al parto normal. La inmersión en el agua se ha popularizado como un método no farmacológico para aliviar la incomodidad y el dolor durante el parto; con respecto a los beneficios y riesgos sobre el recién nacido no hay evidencia que apoye o desestime el parto en el agua, sin embargo hay que informar sobre posibles complicaciones neonatales, raras, pero graves que algunos autores asocian con la inmersión en el agua durante la segunda etapa del parto.
Una RS(1) de la Cochrane que incluyó 15 ensayos clínicos aleatorizados (ECA) realizados entre 1990 y 2015, con un total de 3.663 mujeres, en los que se compararon la inmersión en agua con ninguna inmersión en agua: en 8 ensayos la inmersión se llevó a cabo durante la primera etapa del parto; en 2 solo durante la segunda etapa del parto; en 4 durante la primera y segunda etapas del parto, y en un ensayo se comparó la inmersión temprana versus tardía durante la primera etapa del parto. La calidad de la evidencia fue de moderada a muy baja. El resultado primario fue el de manejo del dolor. Con respecto a las complicaciones neonatales se indica que no hay evidencia de un aumento de los efectos adversos para el neonato en términos de ingresos en la unidad de cuidados intensivos neonatales y tasas de infección, aunque la evidencia disponible está limitada por varias razones, entre ellas el hecho de que los resultados neonatales no se abordan completamente, hay mucha variabilidad clínica y heterogeneidad entre los ensayos.
Un SE(2) sobre parto en el agua, indica que se debe informar a las futuras madres sobre las posibles complicaciones neonatales, raras pero graves, asociadas con la inmersión en agua durante la segunda etapa del parto (parto bajo el agua), incluyendo
- Infección.
- Aspiración de agua, posiblemente acompañada de hiponatremia y convulsiones.
- Avulsión cordón umbilical.
El Colegio Americano de Obstetras y Ginecólogos(3) hace las siguientes recomendaciones:
- La inmersión en agua durante la primera etapa del parto puede estar asociada con un trabajo de parto más corto y un menor uso de la analgesia espinal y epidural, y puede ofrecerse a mujeres sanas con embarazos sin complicaciones entre 37 0/7 semanas y 41 6/7 semanas de gestación.
- No hay datos suficientes para extraer conclusiones sobre los beneficios y riesgos relativos de la inmersión en el agua durante la segunda etapa del parto. Por lo tanto, hasta que dichos datos estén disponibles, la recomendación de esta organización es que el nacimiento no se produzca en el agua.
- Una mujer que solicita dar a luz mientras está sumergida en el agua debería ser informada de que los riesgos maternos y perinatales de esta elección no se han estudiado lo suficiente como para apoyar o desalentar su solicitud. También debería ser informada de las complicaciones neonatales raras pero graves asociadas con esta elección.
- Las opiniones expresadas en este documento no deben interpretarse de manera que se eviten estudios prospectivos bien diseñados sobre los beneficios y riesgos maternos y perinatales asociados con la inmersión durante el trabajo de parto y el parto.
- Las instalaciones que planean ofrecer inmersión durante el trabajo de parto y el parto deberían establecer protocolos rigurosos para la selección de las candidatas; asegurar el mantenimiento y limpieza de bañeras y piscinas; establecer procedimientos de control de infecciones, incluidas las precauciones estándar y el equipo de protección personal para el personal de atención médica; y asegurar la monitorización de las mujeres y los fetos a intervalos apropiados mientras están inmersos; y garantizar el traslado de las mujeres de las bañeras si se presentan preocupaciones o complicaciones urgentes maternas o fetales.
Un estudio de cohorte retrospectivo(4) comparó los resultados de todos los partos realizados en el agua en dos unidades de maternidad de hospitales Suizos desde marzo de 2014 hasta noviembre de 2015 (n = 306), con un grupo de comparación seleccionado de forma consecutiva de 306 mujeres que tuvieron partos vaginales espontáneos convencionales. El resultado primario fueron los desgarros perineales de segundo grado.
Las mujeres que dieron a luz en el agua tenían un menor riesgo de desgarros perineales de segundo grado [odds ratio ajustado (ORa) de 0,6 con un intervalo de confianza (IC) del 95%: 0,4-0,9]) y su trabajo de parto fue más corto (6 h 3 min vs. 7 h 52 min). No hubo diferencias para los recién nacidos en la puntuación de Apgar ni en los ingresos en la unidad de cuidados intensivos neonatales. La experiencia del parto, medida con una escala de calificación numérica, fue mayor en el grupo de parto en agua, lo que indica una experiencia de nacimiento más positiva. No obstante destacar que en 3 recién nacidos nacidos en el agua ocurrió una avulsión del cordón umbilical.
Se concluye que en población de bajo riesgo, el parto en agua se asocia con efectos positivos en los desgarros perineales, la duración del parto y la experiencia del parto de las mujeres pero se destaca que los profesionales sanitarios que manejan el parto en el agua deberían ser conscientes del riesgo de avulsión del cordón umbilical.
* Consultar niveles de evidencia en el texto.