De acuerdo con los documentos revisados, la eficacia de ambas vacunas para la fiebre tifoidea, la oral de microorganismos atenuados y la intramuscular de polisacáridos inactivados, es similar y estaría en torno al 50% en personas en riesgo a los 2 años de su administración. La decisión sobre cual vacuna elegir habrá que tomarla en función de si la persona presenta alguna contraindicación para un tipo de vacuna, del coste, de la disponibilidad de una u otra vacuna, y de la valoración del paciente sobre la vía de administración.
La revisión sistemática de la Biblioteca Cochrane, actualizada en 2014(1), incluyó 18 ensayos clínicos aleatorizados. De ellos 12 evaluaron la eficacia comparado con placebo (5 de la vacuna oral: 6 de la parenteral, y 11 informaron sobre los eventos adversos.). No encontraron ningún ensayo en la que estudiara la comparación directa de ambos tipos de vacunas. La eficacia acumulada estimada en 2,5-3 años fue del 55% (intervalo de confianza del 95% [IC] = 30% a 70%) para la vacuna parenteral de polisacáridos y 48% (IC = 34% a 58%) para la vacuna oral.
- Para la vacuna oral un régimen de tres dosis de la vacuna previene alrededor de un tercio hasta la mitad de los casos de fiebre tifoidea en los dos primeros años después de la vacunación (Año 1 eficacia del 35%; IC del 95%: 8% a 54%; Año 2: 58%; IC del 95%: 40% a 71%; un ensayo, 20 543 participantes; pruebas de calidad moderada; datos obtenidos de un único ensayo que se realizó en Indonesia en los años ochenta). No se detectaron beneficios en el tercer año después de la vacunación. El número de casos necesario de tratar (NNT) para evitar un caso de fiebre tifoidea a lo largo de tres años con la vacuna oral comparado con placebo fue de 104 (IC al 95% de 76 a 159) . Comparada con placebo, esta vacuna no se asoció con más vómitos, diarrea, náuseas o dolor abdominal (cuatro ensayos, 2066 participantes; pruebas de calidad moderada) cefalea o erupción cutánea (dos ensayos, 1.190 participantes; pruebas de calidad moderada); sin embargo, la fiebre (cuatro ensayos, 2.066 participantes; pruebas de calidad moderada) fue más frecuente en el grupo de la vacuna.
- La vacuna inactivada de polisacárido administrada en una sola dosis intramuscular evitó alrededor de dos tercios de los casos de fiebre tifoidea en el primer año después de la vacunación (Año 1 eficacia del 69%; IC del 95%: 63% a 74%; tres ensayos, 99.979 participantes; pruebas de alta calidad). En el Año 2, los resultados del ensayo fueron más variables y la vacuna previno entre el 45% y el 69% de los casos de fiebre tifoidea (Año 2: 59%; IC del 95%: 45% a 69%; cuatro ensayos, 194.969 participantes; pruebas de calidad moderada). La eficacia acumulada de la vacuna a los tres años es de aproximadamente un 55% (IC del 95%: 30% a 70%; 11.384 participantes, un ensayo; pruebas de calidad moderada). Estos datos se obtuvieron de un único ensayo realizado en Sudáfrica en los años ochenta. El NNT para evitar un caso de fiebre tifoidea fue de 192 (IC al 95% de 124 a 288). Comparada con placebo, esta vacuna no se asoció con más fiebre (cuatro ensayos, 133.038 participantes; pruebas de calidad moderada) o eritema (tres ensayos, 132.261 participantes; pruebas de baja calidad); sin embargo, el edema (tres ensayos, 1.767 participantes; pruebas de calidad moderada) y el dolor en el sitio de inyección (un ensayo, 667 participantes; pruebas de calidad moderada) fueron más frecuentes en el grupo de la vacuna.
- Los autores concluyeron que ambas vacunas, la oral atenuada y la parenteral de polisacáridos eran similarmente efectivas y que sería necesario tener en cuenta el coste, la disponibilidad de la vacuna y la elección de la persona sobre la vía de administración para escoger una u otra.
Diversos documentos revisados, sumarios de evidencia(2-5), guías de práctica clínica(6,7) , documentos de consenso(8,9) e información a pacientes(10,11), coinciden en señalar que las dos vacunas disponibles, oral y parenteral, ofrecen una eficacia similar en reducir la incidencia de fiebre tifoidea y que será necesario valorar otros aspectos, como la edad de la persona, situación de salud, inmunosupresión, el coste y la disponibilidad de las vacunas en cada contexto, para optar por una o por otra.
Destacamos de la información facilitada por los documentos revisados que:
- Las vacunas no protegen frente a S. Paratiphy que es actualmente más frecuente en viajeros que S. Thiphy.
- Estarán contraindicadas en caso de reacción severa previa a esa vacuna o alergia a alguno de los componentes.
- Si una persona está moderada o gravemente enferma cuando debe recibir la vacuna, en general deberá esperar a recuperarse antes de recibirla.
- Debe administrarse, la parenteral al menos 2 semanas antes del viaje y la oral finalizar una semana antes, para dar tiempo a que la vacuna actúe.
- Las personas que siguen en riesgo deben recibir una dosis de refuerzo de la vacuna oral cada 1-2 años y cada 3-5 años la parenteral.
- Sobre la vacuna inactivada contra la fiebre tifoidea (inyectable)
- No debe administrarse a niños menores de 2 años.
- En relación a la vacuna oral
- No debe administrarse a niños menores de 6 años.
- Se debe advertir al médico si la persona presenta en ese momento alguna enfermedad que implique vómitos o diarrea, pues podría reducirse su absorción.
- Las personas que tienen el sistema inmunitario debilitado no deben recibir esta vacuna. En su lugar, deben aplicarse la vacuna inyectable. Esto incluye a cualquier persona que: tenga VIH/sida u otra enfermedad que afecte el sistema inmunitario; esté en tratamiento con medicamentos que afecten el sistema inmunitario, como corticoides, durante 2 semanas o más; tenga cualquier tipo de cáncer; o esté recibiendo un tratamiento contra el cáncer con radiación o medicamentos.
- La vacuna oral contra la fiebre tifoidea no debe administrarse hasta al menos 3 días después de haber tomado determinados antibióticos.