Aunque estudios observacionales (realizados fuera de nuestro entorno) muestran que un amplio número de pacientes menciona consumir zumo de limón para el manejo de la elevación de las cifras de tensión arterial (TA), no hay evidencia procedente de estudios clínicos que muestre que la ingesta de este producto tiene un efecto beneficioso. Además los estudios localizados reseñan el riesgo de falta de cumplimentación del tratamiento antihipertensivo al iniciar como terapia alternativa el zumo de limón yla importancia de educar a la población sobre este aspecto.
La búsqueda realizada en los recursos habituales no ha identificado guías de prácticas clínicas o sumarios de evidencia en los que se haga mención a la utilización de zumo de limón para el manejo de las cifras elevadas de TA.
Al buscar en las bases de datos de estudios Medline, Embase y en Google Académico tan sólo se localiza un ensayo clínico aleatorio, de pequeño tamaño muestral y limitaciones metodológicas, que evalúa la efectividad del uso del limón para el manejo de pacientes con diagnóstico hipertensión arterial (HTA)(1):
En el ensayo clínico se analizó el efecto (agudo y crónico) del zumo de limón en las cifras de TA (efecto agudo del zumo de limón administrando 50 ml sólo una vez y efecto crónico administrando 50 ml una vez al día durante 14 días). Participaron en el estudio 98 pacientes hipertensos; en 80 se evaluó el efecto agudo y en 18 el efecto crónico del zumo de limón. En base al riesgo conocido de interacción entre el zumo de pomelo y los calcioantagonistas, se excluyeron del estudio los pacientes en tratamiento con este grupo de antihipertensivos.
Para valorar el efecto agudo, 80 pacientes (28 varones, 52 mujeres; edad media 54 años [rango 32-77]) fueron divididos en cuatro grupos: en función de si tenían en ese momento la TA normal o elevada eran aleatorizados a recibir 50 ml de zumo de limón o agua (grupo 1: TA normal/zumo de limón; grupo 2: TA normal/agua; grupo 3: TA elevada/zumo de limón; grupo 4: TA elevada/agua). Veinticinco (31%) de los 80 pacientes mencionaron que habían utilizado anteriormente el zumo de limón ante cifras altas de TA.
Para valorar el efecto crónico, 18 pacientes (12 hombres, 6 mujeres; edad media 55 años, [rango 37-68]), después de la medición basal de la TA, se dividieron al azar en dos grupos: 10 pacientes bebieron zumo de limón (50 ml una vez al día a las 11 AM) durante 2 semanas y 8 pacientes no tomaron nada. Al final de dos semanas, tras la segunda medición de la TA, los pacientes se cambiaron al otro grupo (los que habían tomada zumo de limón pasaron a período libre de tratamiento y al revés) y la tercera medición de la TA se realizó dos semanas más tarde. Seis (33%) de los 18 pacientes mencionaron haber usado anteriormente el jugo de limón para la TA alta.
Al analizar los resultados se encontró que:
- Respeto al efecto agudo, tanto TA sistólica y diastólica disminuyeron en el grupo TA elevada/limón (p <0,05), pero también se observó esta disminución en el grupo TA elevada/agua. No había ninguna diferencia significativa entre los dos grupos con respecto disminución de la TA sistólica y/o diastólica. En el grupo con TA normal, ni el zumo de limón ni el agua afectaron a la TA sistólica y/o diastólica.
- Y en cuanto al efecto crónico se observó que las medidas de la TA después de dos semanas de zumo de limón no mostraban diferencias si se comparaban con las mediciones basales o tras el periodo libre de tratamiento.
Como conclusión, se establece que, en el momento actual, no hay evidencia de que el zumo de limón reduce la TA y se necesitan más estudios para investigar un supuesto efecto beneficioso y las posibles interacciones entre el zumo de limón y los fármacos antihipertensivos. Se añade que los médicos deben tener en mente la posibilidad de esta terapia alternativa y el hecho de que puede tener riesgos (fundamentalmente la falta de cumplimiento del tratamiento farmacológico prescrito).
Se hace referencia en el ensayo a un estudio descriptivo realizado también en Turquía(2) en el cual se observa que, en una muestra de 88 mujeres y 127 hombres con diagnóstico de HTA, el 72,5% (156) de los pacientes estaban usando una terapia alternativa y 86 pacientes (40%) estaban bebiendo zumo de limón. Los autores destacaban la importancia de realizar estudios clínicos que valorasen el efecto en las cifras tensionales del zumo de limón al ser este una de las terapias alternativas más habitualmente usada entre esta población.
Por último comentar que en otro estudio descriptivo realizado en Chile para caracterizar el uso del zumo de limón en pacientes con HTA, se encuestó a 506 pacientes hipertensos y se encontró que, para hacer frente a los aumentos repentinos de la TA, la mayor parte los pacientes mencionaban optar por el reposo (55,4%) y por utilizar remedios caseros (39%). Entre los remedios caseros empleados el zumo de limón fue el más importante (aparece en 95,2% de las respuestas). El estudio aporta también los datos de una esperiencia piloto realizada en 5 pacientes con elevación aguda de la TA en los que se valoró el efecto del uso de zumo de limón. En los 5 pacientes se observó una disminución de la TA sistólica iniciada a los 15,20 minutos de la ingesta. Después de 30 minutos se observó una disminución media de 10 mmHg. Además se encontró una disminución en la TA diastólica iniciada entre los 20 y 30 minutos después de beber el zumo, con una disminución promedio de 6 mm de Hg a los 30 minutos. Al igual que la disminución de la TA sistólica, la reducción de la TA diastólica mostró ser sostenida en el tiempo.
