La leucodistrofia metacromática (LDM) es una enfermedad neurodegenerativa que se caracteriza por una acumulación de sulfátidos (glicoesfingolípidos sulfatados, especialmente sulfogalactocerebrósidos o sulfogalactosilceramidas) en el sistema nervioso central y en los riñones. Existen tres formas de la enfermedad: infantil tardía, juvenil y adulta. Su incidencia varía entre 0,5 y 1/50.000 (con un 60% de forma infantil tardía, 20-30% juvenil y un 10-20% adulta). La forma infantil tardía es la más frecuente y suele comenzar a la misma edad que se aprende a caminar, con hipotonía, dificultades para caminar, atrofia óptica y regresión motora que precede a un deterioro mental. En la mayoría de los casos la deficiencia enzimática es de arilsulfatasa A. El gen codificante para esta enzima se ha localizado en el cromosoma 22 (22q). No existe un tratamiento específico disponible para este trastorno. El trasplante de médula ósea puede ser de utilidad en pacientes con la forma infantil tardía o la juvenil si se aplica antes de la aparición de los síntomas, con el fin de estabilizar sus funciones neurocognitivas aunque no se garantiza su eficacia(1,2).
De acuerdo con la información del sumario de evidencia de Uptodate(2) la terapia génica se considera un tratamiento en investigación en la terapia de la LDM.
En 2013 fue publicada la experiencia de tratar a una serie de casos (3 niños) diagnosticados en fase presintomática de LDM infantil latente, mediante un implante en médula ósea de células madres manipuladas genéticamente, con resultados esperanzadores, al no presentar síntomas de la enfermedad pasados dos años y recuperar los niveles de la enzima arilsulfatasa A(3). Las células madre fueron extraídas primero de los pacientes y luego manipuladas genéticamente. Se les incluyó un vector, derivado del Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH), que apenas conserva el 2-4% de su genoma original; y que contenía una copia corregida del gen defectuoso para codificar la arilsulfatasa A. Por último estas células madre fueron inyectadas en la médula ósea de los pacientes.
El ensayo, en fase II, ha continuado posteriormente(4) incluyendo más casos (n=20) y , de acuerdo con la información del propio ensayo (5), ofrecerá resultados en 2018.