Se ha localizado escasa investigación que evalúe y haga recomendaciones sobre la forma correcta de inserción de los supositorios rectales, existiendo una gran incertidumbre sobre como realizar dicho procedimiento.
Un ensayo(1) realiza previamente una encuesta a 620 personas (sanitarios y no sanitarios), de muy diferentes edades y nivel educativo, sobre con qué extremo introducían el supositorio por el recto. Todos, menos 2 personas, afirmaron que lo insertaban por el extremo afilado y la explicación mayoritaria era “por sentido común”: el 86,9% de los no sanitarios y el 84,6% de los sanitarios.
La segunda parte del estudio compara en 100 pacientes (adultos y niños), a los que se les solicita que se inserten un primer supositorio por el extremo afilado, y cuando se pusieran el segundo, lo introdujeran por el extremo romo o base. Resultó que, cuando se lo insertaron por el extremo romo o base lo retuvieron en el 98% de los casos y no hubo necesidad de empujar con el dedo a través del canal anal y hubo una menor frecuencia de expulsión. Por lo que los autores concluyen que, aunque el inventor del supositorio recomendó introducir este por el extremo afilado, los resultados sugieren que es mejor poner los supositorios introduciendo primero la base o extremo romo.
Una revisión narrativa(2) realizada tras preguntarse la autora si es importante insertar primero el extremo romo o el extremo puntiagudo de los supositorios, señala que en ausencia de una evidencia concluyente para recomendar un método en particular de inserción, parece que es necesario un enfoque por “sentido común”, pues aunque lo ideal sea que los pacientes reciban cuidados basados en las mejores evidencias, existe una gran ambigüedad al respecto, tanto en los libros de texto de enfermería como en la escasa investigación existente, que han cambiado radicalmente, tras las recomendaciones realizadas por el pequeño ensayo clínico anteriormente nombrado(1). Si realmente importa por que extremo se debe insertar el supositorio, entonces puede afirmarse que se requiere urgentemente una investigación más extensa.
También otra revisión narrativa(3) valora cual es el extremo correcto de inserción de los supositorios. Señala que habría diferentes recomendaciones según si la prescripción del supositorio tiene diferente propósito: generalmente, para la evacuación intestinal se aconsejaba introducir la parte cónica primero; y para la absorción de algún tipo de fármaco, no habría consenso sobre si introducir primero la parte roma o la parte cónica. Además señala que, en la información a los pacientes, algunos laboratorios recomiendan insertar los supositorios a través del extremo afilado, otros recomiendan su inserción por el extremo plano, mientras otros (minoría) no especifican de qué manera deben colocarse. Por tanto, podrían existir problemas legales por usar un extremo u otro para su inserción, ya que el fabricante no se haría responsable si hubiera eventos adversos y no se ha aplicado el supositorio de la forma en la que él lo recomienda.
Los autores de la revisión indican que no parece haber otra investigación más reciente además del anterior ensayo(1), que ha tenido una gran influencia en la práctica de enfermería, pero que no tiene suficiente calidad metodológica (estudio pequeño, con bastantes limitaciones).
Concluyen señalando que la inserción de supositorios rectales, ya sea como fármaco o para lograr la evacuación del intestino, es una práctica muy común, pero con respecto al procedimiento correcto existe inconsistencia y discrepancia, tanto en la educación/formación como en la práctica de enfermería; además señalan la importancia de investigar para proporcionar recomendaciones basadas en evidencias fiables.
Aunque un manual de procedimientos de enfermería(4) mas actual con respecto a la administración de fármacos vía rectal recomienda administrar el el supositorio por la parte no cónica.