Las guías de práctica clínica (GPC)(1-3), un sumario de evidencia(4) y dos documentos de consenso(6,7) consultados, recomiendan que los niños y adolescentes sanos realicen actividad física (AF) diaria, aeróbica en su mayor parte aunque también están recomendados dentro de la actividad a llevar a cabo por esta población, los ejercicios de fortalecimiento muscular entre los que se incluirían el levantamiento de peso. Estos programas de entrenamiento de la fuerza, bien diseñados y supervisados, se consideran seguros y efectivos para niños y adolescentes (chicos y chicas).
En general(1-6), se indica que los niños y adolescentes (5–17 años) deberían realizar al menos 60 minutos de actividad física diaria: la mayoría del tiempo debería tratarse de una actividad física aeróbica de intensidad moderada o vigorosa aunque como parte de la actividad física diaria se recomienda incorporar una actividad de intensidad vigorosa ≥ 3 días/semana y ejercicios de fortalecimiento de los músculos y de fortalecimiento óseo ≥ 3 días/semana.
El sumario de evidencia de Uptodate sobre la actividad física en niños y adolescentes(4), aborda la seguridad de los ejercicios de fortalecimiento muscular, y establece que tradicionalmente existe la preocupación en los niños del potencial daño a la placa epifisaria (de crecimiento óseo). Sin embargo, anñade, un entrenamiento de frecuencia apropiada, usando las cargas, series y repeticiones recomendadas, normalmente no supone un exceso de estrés a la placa de crecimiento. Por tanto, el riesgo de lesiones del cartílago de crecimiento es mínimo si se les enseña a los niños los principios correctos del entrenamiento y se utiliza una progresión gradual y adecuada de la carga bajo la supervisión de adultos competentes. Se señala además que los informes de casos de fracturas de la placa epifisaria ocurridos durante la realización de ejercicios de fortalecimiento muscular se han atribuido al mal uso de los equipos, técnica de levantamiento inadecuado, levantamiento de peso inapropiado, o entrenamiento en ambientes no supervisados. Concluye que, con la supervisión adecuada, el entrenamiento de fortalecimiento muscular puede tener una influencia favorable sobre el crecimiento y desarrollo de los huesos durante la infancia y la adolescencia, y que se carece de evidencia de que este tipo de actividad en un ambiente controlado afecte el crecimiento de los jóvenes participantes.
Respecto al judo, en una GPC america de 2008(3) se mencionan entre las actividades vigorosas a realizar por los niños y adolescentes a las artes marciales en general.
Habría que tener en cuenta que esta actividad deportiva, como otras de similar intensidad y contacto físico, se asocia a una serie de potenciales daños. En una reciente revisión de la literatura(7) se señala que las lesiones más frecuentes en los atletas de judo jóvenes (12,6 ± 2,8 años, rango 5-17 años) son contusiones/abrasiones (25-45%), fracturas (28-31%) y esguinces (19-24%). Las localizaciones más comunes de estas lesiones fueron el hombro/ zona superior del brazo (19%), el pie / tobillo (16%) y el codo/zona inferior del brazo (15%). Entre los potenciales efectos nocivos crónicos de esta actividad deportiva no se menciona la afectación del desarrollo óseo.