Ante un paciente que consulta por patología gastrointestinal aguda manifestada breve tiempo después de la ingesta de pescado crudo, presuponemos que la sospecha clínica es que el paciente ha ingerido pescado infestado por larvas del nemátodo Anisakis.
En situaciones de alta sospecha clínica de anisakiasis gástrico, en base a la historia clínica y la sintomatología, los documentos seleccionados sugieren la realización de una gastroscopia que permitiría confirmar el diagnóstico al visualizar la larva o larvas y tendría además un papel curativo mediante la extracción del nemátodo(1-3). Sin embargo, su realización ante un cuadro clínico sospechoso no asegura la visualización del parásito, pues éste puede haberse eliminado mediante vómitos o emigrado al tramo inferior del tubo digestivo tras desprenderse de la mucosa. En los casos en los que la anamnesis es altamente sugestiva pero no es posible confirmar el diagnóstico con endoscopia alta, dos series de casos de pacientes tratados en nuestro entorno(4,5) revelan una evolución clínica favorable con medidas sintomáticas conservadoras.
El sumario de evidencia de Uptodate(1) establece que la endoscopia alta permite el diagnóstico de anisakiasis gástrica. Esta técnica permitiría la visualización directa de las larvas del nemátodo o el hallazgo de lesiones sangrantes ulceradas en el estómago o el duodeno en las que se puede observar el gusano en el centro.
Respecto al tratamiento, indica que la eliminación física del parásito (por regurgitación, endoscopia o cirugía) es curativa. El tratamiento sintomático puede ser adecuado si el gusano se encuentra en el intestino distal y no puede ser recuperado mediante endoscopia, ya que las larvas de Anisakis sólo puede sobrevivir por unos días en el tracto intestinal humano. La cirugía puede ser necesaria en caso de que la larva penetre el intestino, el epiplón, el hígado o el páncreas.
También el sumario de evidencia de Dynamed(2) situa la endoscopia entre las posibles técnicas diagnósticas a utilizar y plantea como tratamiento curativo la extirpación de la larva vía endoscópica o quirúrgica.
En ambos documentos(1,2) se menciona además que, en base a escasos casos clínicos con diagnóstico presuntivo de anisakiasis intestinal, el tratamiento con albendazol (400 mg por vía oral dos veces al día durante tres a cinco días) se ha mostrado efectivo.
Una revisión narrativa publicada por los CDC(3) sobre la anisakiasis señala, de forma similar, que la confirmación diagnóstica puede realizarse mediante un examen gastroscópico durante el cual las larvas se visualizan y se eliminan, o mediante el examen histopatológico del tejido biopsiado o extirpado durante la cirugía. En ocasiones, los gusanos se visualizan a simple vista tras la expulsión por los pacientes a través de la tos o el vómito.
En cuanto al tratamiento, en caso de anisakiasis gástrica la utilización del endoscopio permite a la vez su diagnóstico y su tratamiento por medio de la eliminación del gusano. El diagnóstico de anisakiasis intestinal es más difícil pero, sin embargo, por lo general puede ser manejado sin necesidad de retirar el gusano porque este finalmente muere. La cirugía puede ser necesaria en caso de infecciones intestinales o extraintestinales cuando se produce una obstrucción intestinal, o una complicación tipo apendicitis o peritonitis. Se comenta también que se ha mostrado exitoso el tratamiento de la anisakiasis con albendazol 400 mg por vía oral dos veces al día, en casos de historia y/o serología muy sugerentes.
Respecto a la manifestación clínica de la exposición al parásito, el sumario de evidencia de Uptodate(1) refiere que la anisakiasis gástrica generalmente se desarrolla de 1 a 8 horas después de la ingestión de pescado crudo y se caracteriza por dolor agudo epigástrico, náuseas y vómitos. Por su parte la anisakiasis intestinal generalmente se desarrolla unos días después de la ingestión del pescado crudo y puede estar asociada con severo dolor y distensión abdominal, abdominal, y el hallazgo de una masa inflamatoria palpable que causa obstrucción intestinal. También puede aparecer diarrea con sangre o moco.
La búsqueda en las bases de datos Medline y Embase localiza series de casos(4,5) e informes de casos de pacientes(6,7) tratados en nuestro contexto sanitario de forma efectiva con la eliminación endoscópica del Anisakis.
En la más amplia de las series se describen las manifestaciones digestivas de 42 pacientes con anisakiasis gastrointestinal (con o sin manifestaciones alérgicas asociadas)(4). Treinta y siete casos mostraban una forma gástrica o gastroalérgica (entre ellos 6 casos fueron confirmados mediante gastroscopia) y 5 presentaron manifestaciones intestinales. Las náuseas , vómitos y epigastralgia fueron los síntomas dominantes en el grupo con anisakiasis gástrica o gastroalérgica mientras que el dolor en fosa ilíaca derecha lo fue en la forma intestinal.
En la segunda serie de casos, los pacientes se dividieron en dos grupos en base a la sospecha clínica(5). El primer grupo estaba compuesto por 10 pacientes con una forma gástrica de la infección, en la que el síntoma principal fue la epigastralgia. Se realizó endoscopia oral a todos los pacientes con sospecha de anisakiasis gástrica, detectándose el parásito en 5 de ellos. El segundo grupo estaba compuesto por 15 pacientes con afectación intestinal en la que la principal manifestación fue la presencia de síntomas que simulaban una apendicitis. En 5 pacientes se realizó extracción endoscópica de la larva y en 4, resección intestinal. Los 16 restantes fueron tratados de modo conservador con medidas sintomáticas.
No se han localizado guías de práctica clínica o protocolos de actuación que aborden el manejo de la anisakiasis gastrointestinal.