Con el término de síndrome de malestar en la mujer se engloba un complejo conjunto de síntomas diversos, que algunos autores han intentado enumerar(1-4). No está definido como un descriptor en la literatura médica, en este momento.
Es un campo del conocimiento clínico no muy explorado y los diferentes autores hacen su lista particular de síntomas y situaciones incluidas. En todas, el dato clínico común es que se trata de síntomas clínicos inexplicables desde el punto de vista médico. Incluyen síntomas inespecíficos y generales, trastornos psicológicos e influencias biosociales en mujeres que consultan a los servicios sanitarios.
De hecho todos los actuales nuevos enfoques de la práctica clínica se dirigen a considerar todo este conjunto de síntomas que los pacientes consultan y que carecen de una justificación orgánica(1-20) y a los que no obtienen adecuada respuesta, lo que frecuentemente se convierte en uno de los motivos que hace a un paciente hiperfrecuentador del sistema sanitario.
Desde instituciones nacionales e internacionales se están desarrollando iniciativas y programas de actuación que tengan en consideración estos síntomas, añadiendo además un enfoque de género a tener en cuenta por los sistemas sanitarios(5-9).
Al centrarnos en la búsqueda de evidencias en la práctica clínica, los criterios de búsqueda se han tenido que realizar con los términos somatizaciones y síntomas clínicos sin causa orgánica.
En los sumarios de evidencia(10,11) y revisiones sistemáticas(1,12,13,20) revisados se habla de predominio del sexo femenino en los casos de somatización de síntomas, así como en la aparición y consulta de síntomas clínicos sin causa orgánica.
En las fuentes consultadas, se ha encontrado un ensayo clínico(14) y series de casos(15,16) demostrando la eficacia y buenos resultados cuando se hace una detección de síntomas ocultos y sus motivos de forma activa, así como con las técnicas de facilitación de expresión de emociones en la entrevista clínica.
Centrándonos únicamente en los trabajos a nivel nacional(1,2-4,6,17,19) encontramos hallazgos similares y algunos que se centran más en el concepto de malestar en la mujer, pero siempre con la misma heterogeneidad en la definición, puesto que no hay un término oficial que sirva de referencia. Se han encontrado algunas experiencias piloto sobre intervenciones en este grupo de pacientes(6,17) y los resultados se consideran satisfactorios, aunque no hay seguimiento a largo plazo, ni se analiza la repercusión en el sistema sanitario ni en la calidad de vida futura de las pacientes.
Se sigue hablando sobre la necesidad de añadir la visión biopsicosocial sin olvidar el enfoque de género de manera habitual en la investigación biomédica(1,18), pero en el momento actual no deja de ser todavía un campo sin aplicación amplia real(19).
Encontrar métodos de abordaje y tratamiento para cada uno de los síntomas y situaciones que se pueden incluir en el término global de malestar en la mujer, es fácil(1,6-14,20) y los hallazgos abundantes en cuanto a cantidad de trabajos y diferentes eficacias de cada técnica.
Encontrar experiencias de tratamiento con técnicas grupales es más escaso(2-4,17), y no se han encontrado comparaciones entre ambos tipos de abordaje.