La búsqueda realizada no ha identificado ni ensayos clínicos, ni series de casos en los que se evalúen diferentes opciones terapeúticas en pacientes diagnosticados de parálisis periódica familiar hipopotasémica y que presentan dolor osteomuscular tras un traumatismo.
En una guía de práctica clínica sobre el manejo del paciente con dolor de rodilla(1) y un sumario de evidencia sobre las lesiones rotulianas(2) no se encuentra la indicación de una infiltración de corticosteroides entre las medidas terapéuticas.
El sumario de evidencia(2) informa que en un paciente con una fractura patelar no subsidiaria de cirugía, en el momento agudo, debe colocarse un sistema inmovilizador de rodilla o férula colocando el miembro en extensión. Los pacientes deben evitar soportar el peso sobre la pierna lesionada hasta que se coloca un yeso. Para controlar la hinchazón y el dolor relacionado se indican además compresión, hielo y la elevación de la pierna. Se sugiere que estos pacientes deberían realizar ejercicios de fortalecimiento, como contracción isométrica del cuádriceps, mientras que su rodilla está inmovilizada.
El tratamiento definitivo consistiría en la inmovilización con un cilindro de yeso desde la ingle hasta el tobillo, con la rodilla en extensión, durante cuatro a seis semanas. Este yeso se coloca, generalmente, cinco a siete días después de la lesión para permitir que ceda la inflamación inicial.
Los pacientes con fracturas verticales marginales no desplazadas no requieren inmovilización. Se indica que ellos serían tratados con modificación de la actividad durante cuatro a seis semanas, con aumento progresivo del rango de movimiento y asociando ejercicios de fortalecimiento.
Por otra parte, los documentos de información farmacoterapéutica consultados(3,4) recuerdan que entre los efectos adversos mineralocorticoideos de los corticosteroides se incluye el incremento de la excreción de potasio y, tal y como se señala en los sumarios de evidencia de Uptodate(5) y Dynamed(6), sobre la paralisis periódica hipopotasémica, la depleción de los niveles sanguíneos de potasio es una de las causa que puede desencadenar un episodio de parálisis.
Concretamente, uno de los sumarios(6) incluye los corticosteroides entre los fármacos que pueden provocar un ataque y entre las estrategias de prevención señala el evitar la exposición a los corticosteroides.
En el caso de exposición por inyección intraarticular, la ficha técnica de triamcinolona acetónido(7) (fármaco utilizado en las infiltraciones intraarticulares), también indica como reacción adversa la pérdida de potasio, con la administración por cualquier vía.
Finalmente comentamos que la búsqueda en las bases de datos de estudios Medline y Embase ha localizado el informe de un caso(8) de una gestante sana con rotura prematura de membranas a las 32 semanas de gestación, que desarrolló un episodio agudo de parálisis periódica hipopotasémica tras la administración de dos dosis de 12 mg de betametasona intramuscular para acelerar la maduración pulmonar fetal.
Previamente se había publicado una serie de casos(9) de 12 pacientes con parálisis periódica hipopotasémica y normocaliémica que desarrollaron episodios de parálisis hipocalémica después de una sola dosis o la administración a corto plazo de glucocorticoides, por distintas vías de administración y para diversas situaciones clínicas, tales como neuralgia cervico-braquial, enfermedad de Graves, erupción pruriginosa, picadura de avispa, infección de oído o cirugía oral. Los autores indicaban, al respecto, que los glucocorticoides se deben administrar con precaución en pacientes con parálisis periódica.