Se han encontrado dos series de pacientes que ofrecen alguna información sobre este tema:
- Una de 271 pacientes que se les había insertado una sonda de Gastrotomía percutánea (SGP) con un seguimiento posterior de 18 meses1. En cinco pacientes se desplazó o extrajo de forma involuntaria la SGP, en un período inferior a una semana desde la inserción. Fueron tratados con una inmediata colocación de una nueva sonda mediante endoscopia, utilizando la vía retrógrada y evitando así una laparatomía. Los 5 fueron recolocados de forma exitosa en el mismo sitio que la gastrotomía previa. Ningún paciente desarrolló una peritonitis o complicaciones sépticas.
- La otra es una revisión retrospectiva de las historias clínicas de 197 pacientes en los que se insertó una SGP 2. En seis pacientes los tubos fueron extraídos de forma accidental, en un período menor de una semana desde su inserción. Un paciente precisó una intervención urgente, dos pacientes fueron tratados de forma no intervencionista, introduciéndolo de nuevo el tubo a través de los trayectos previos; dos se sometieron a una nueva inserción mediante endoscopia transretrógrada y en un caso se tuvo que realizar posteriormente una gastrotomía laparoscópica.
Una revisión técnica de la American Gastroenterological Association 3, de forma escueta comenta: " La retirada no intencionada de una SPG en la primera semana desde su inserción puede ser tratada con un reeemplazo de la SPG con endoscopia. Esto evita complicaciones como peritonitis y una posible laparotomía." Una revisión de Uptodate4 indica que "la extracción o desplazamiento inadvertida (accidental) de la SPG es una complicación común que ocurre habitualmente en personas agresivas o confusas, que pueden tirar de la sonda. Las SPG que son movidas de forma accidental en las primeras cuatro semanas desde su colocación, no deben ser recolocadas a ciegas y en la cabecera del enfermo. Dado que el tracto fibroso del tubo no ha madurado, la pared gástrica y la abdominal se pueden haber separado. En este caso al volver a colocar la SGP puede quedar en la cavidad peritoneal. Si hay alguna duda sobre la posibilidad de que el tubo esté situado en la cavidad peritoneal, se debe realizar un estudio con contraste hidrosoluble introducido a través de la SPG, para confirmar su posición adecuada antes del inicio de la alimentación".
"Si se realiza la colocación de nuevo a ciegas en la cabecera del enfermo, se debería confirmar la posición del tubo, mediante un estudio con contraste hidrosoluble antes de reiniciar la alimentación. Si el estudio confirma que está en la cavidad abdominal, debe ser retirado. El paciente debería entonces derivarse a la sala de endoscopias para repetir la colocación de la SPG a través del orificio previo. Los pacientes deben ser tratados con antibióticos de forma parenteral y monitorizados para signos de peritonitis."