Una revisión narrativa(1) sobre errores relacionados con la identificación de los pacientes señalan que el 75,8% de los pacientes iban identificados correctamente, observándose que el 23,8% llevaban puesto el brazalete de identificación el día anterior a la cirugía y no en el momento de la hospitalización. Los resultados evidenciaron la necesidad de aumentar la publicación de los estudios sobre errores y de aumentar las acciones que minimicen el los errores en la medicación en pacientes hospitalizados.
Posteriormente, un Ensayo Clínico Aleatorio (ECA)(2) evalúa si 1411 pacientes hospitalizados acordarían llevar una pulsera de identificación y si su aceptación podría mejorar dándoles explicaciones más detalladas o usando un código en vez de poner el nombre en la pulsera. El 83,9% de pacientes pensaron que el hospital debería introducir las pulseras de identificación y el 90,2% indicaron que las llevarían, independientemente de si la pulsera llevaba un código o el nombre. Los autores concluyeron que la mayoría de pacientes estaba a favor de llevar pulsera de identificación durante su estancia del hospital, aumentando perceptiblemente la proporción cuando se les explicó las consecuencias posibles de la identificación incorrecta.
También un estudio(3) evalúa la reducción de errores médicos con un sistema de identificación del paciente basado en un código de barra para el uso antes de la flebotomía. Los autores concluyen que un porcentaje alto de pacientes indicó que sus brazaletes fueron revisados antes de la flebotomía, lo que redujo perceptiblemente el índice de errores.
La Agencia National Patient Safety Agency (NPSA)(4) evaluó los mecanismos de seguridad de los pacientes, en 62 hospitales de Inglaterra y País de Gales, sugiriendo que los brazaletes de identificación de pacientes hospitalizados no están siendo utilizados óptimamente. La NPSA recomienda que el brazalete debería incluir el nombre del paciente, fecha de nacimiento y el número de identificación del sistema de salud. Deben estar escritos en negro sobre fondo blanco. Recomienda usar el color rojo solo para señalar situaciones especiales del paciente y que los datos deben ser contrastados con la identificación real del paciente.
Otro estudio(5)sobre el uso del brazalete de identificación para prevenir reacciones agudas por incompatibilidad en la transfusión sanguínea, compara los errores de identificación en 712 hospitales. La supervisión de los errores por el personal que hacía la punción era la política más importante asociada a tasas de error más bajas. La colocación inicial de brazaletes por parte de enfermería era la única política asociada a tasas de error crecientes. Concluye el estudio que las tasas de error de la identificación del brazalete dependen de diferencias en la política y el procedimiento del hospital.
Un proyecto de investigación(6) sobre Métodos de Evaluación de las Respuestas a las Estrategias para la Mejora de Calidad (MARQuIS) en 389 hospitales europeos de cuidados agudos explora la ejecución de estrategias y mecanismos de seguridad en los pacientes y si la puesta en práctica de estas está relacionada con el tipo de hospital. Entre los resultados se encontró una gran variabilidad con respecto a la puesta en práctica de mecanismos para promover la seguridad del paciente. Una considerable proporción no cumplían con estrategias básicas de seguridad, por ejemplo, el uso de las pulseras para la identificación de pacientes.
Con respecto al uso de los brazaletes para la prevención caídas en pacientes de riesgo, un ECA(7) y un Best Practice (BP)(8) evalúan la eficacia de las pulseras de identificación (de color) para destacar a pacientes con riesgo elevado de caídas (pacientes en rehabilitación física, ataxia, incontinencia urinaria, historia de caídas, mayores de 80 años y pacientes con mucha medicación, acontecimiento identificados como contribuyentes al riesgo de caídas). Los resultados del ECA sugieren que el sistema de identificación no tuvo ninguna ventaja significativa en la prevención de caídas entre personas de riesgo elevado. El BP señala que las pulseras de identificación, etiquetas coloreadas e indicaciones en historias de los paciente, en camas o puertas, han sido de uso general como parte de un programa de intervenciones múltiples de prevención de caídas, pero debido a los métodos de la investigación usados, o la falta de rigor en los estudios, la interpretación de estos resultados es difícil.