La evidencia revisada concluye que no hay un beneficio con la práctica de la presión manual sobre el fondo uterino durante el parto, que está relacionada con la presencia de desgarro del periné, no estando recomendada su empleo.
Una revisión sistemática de la Cochrane, actualizada en el 2009(1), identificó tres ensayos clínicos, pero dos de ellos -que empleaban la presión manual sobre el fondo uterino- fueron excluidos por problemas metodológicos. Se incluyó finalmente solo un estudio (500 mujeres) de presión del fondo uterino por medio de un cinturón inflable versus ninguna presión del fondo uterino para reducir las tasas de parto quirúrgico. El uso del cinturón inflable no cambió la tasa de partos quirúrgicos, ni hubo diferencias entre los grupos en los resultados fetales en cuanto a la puntuación de Apgar inferior a siete a los cinco minutos, ni el pH bajo de la sangre umbilical, ni en el ingreso a la unidad neonatal. No hubo morbilidad ni mortalidad materna o neonatal graves. Hubo un aumento del periné intacto (Cociente de Riesgos 1,73; IC del 95%: 1,07 a 2,77), así como de los desgarros del esfínter anal (CR 15,69; IC del 95%: 2,10 a 117,02) en el grupo de cinturón. No hubo datos sobre los resultados a largo plazo. Los autores concluyen que no hay pruebas disponibles para establecer conclusiones sobre los efectos beneficiosos o perjudiciales de la presión manual del fondo uterino y que se necesitan ensayos controlados aleatorios de buena calidad para estudiar el efecto de la presión manual del fondo uterino.
Posterior a esta revisión se han publicado dos ensayos clínicos randomizados:
- Uno, realizado con 197 mujeres gestantes que de forma aleatoria fueron asignadas a un grupo, que se les realizaba presión manual en el fondo uterino durante la segunda etapa del parto, y en el grupo control no se practicaba esta maniobra(2). No hubo diferencias estadísticamente significativas, ni en la duración de la segunda etapa del parto, ni el ph de la arteria umbilical, ni en la proporción de parto instrumental, ni en la mortalidad , ni morbilidad severa, ni en la admisión de la unidad de cuidados intensivos neonatales. La presión manual sobre el fondo uterino estuvo asociada a una menor presión de O2 y niveles más elevados de CO2, medidos en la arteria umbilical, pero dentro de límites normales.
- El otro ensayo fue realizado en 123 mujeres gestantes nulíparas y se empleó un cinturón neumático para ejercer la presión sobre el fondo uterino(3). En el grupo de intervención (62 mujeres) se acortó la segunda etapa del parto comparada con el grupo control (61 mujeres) en la que no se practicaba la presíón sobre el útero (41,55 +/- 30,39 minutos vs. 62,11 +/- 35,99 minutos). No hubo diferencias significativas en otros resultados entre los dos grupos.
Los datos de una cohorte retrospectiva de 661 partos vaginales publicada en el 2009(4) informa de una asociación entre la aplicación de la presión manual sobre el fondo uterino en la segunda etapa de parto (aplicada en 39 mujeres, el 5,9%) y la presencia de un desgarro vaginal. El riesgo de un desgarro perineal severo fue del 28,1% en el grupo que recibió la presión sobre el fondo uterino, frente al 3,7% en el grupo que no se aplicó la presión, con una "odds ratio" de 7,81 (IC al 95% de 3,33-18,3). Incluso ajustando por factores de confusión como ser primípara, duración del parto, episiotomía y empleo de ventosa, la diferencia entre los dos grupos se mantenía estadísticamente significativa.
Un sumario de Uptodate(5), no recomiendan la realización de esta maniobra, concluyendo que la presión sobre el fondo uterino debe ser evitada y, que los estudios sugieren, que no es útil para acortar la duración de la segunda etapa del parto.
En un documento de consenso de la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO) del 2008(6), sin que conste ningún soporte bibliográfico, se recomienda que "la presión sobre el fondo uterino, podrá ser utilizada sólo con la intención de ayudar al desprendimiento de la cabeza, pero en ningún caso para facilitar el descenso de la presentación".