Un Ensayo Clínico Aleatorio (ECA) (1) compara la eficacia de una sola dosis intramuscular (IM) de Ketorolaco Trometamina (KT) con el tratamiento de manipulación osteopática (TMO) en el manejo del dolor agudo de cuello en tres departamentos de emergencias (DEs). Incluyeron 58 pacientes con dolor agudo de cuello con duración de menos de tres semanas. Las medidas subjetivas de la intensidad del dolor se tomaron inmediatamente antes del tratamiento y una hora tras acabar el tratamiento (escala de grado numérica 11 puntos). Los sujetos recibieron el TMO (29 pacientes) o 30 mgr. IM de KT (29 pacientes). Aunque ambos grupos demostraron una reducción significativa en intensidad del dolor, los pacientes que recibieron TMO señalaron una disminución perceptiblemente mayor (P=.02 [ ci del 95%, 0.2-1.9 ]). Al comparar el alivio del dolor a la hora del tratamiento, no había diferencia significativa entre el grupo con TMO y el del KT (P=.10), siendo el primero tan eficaz como el segundo. Los autores concluyen que el TMO es una buena alternativa a la medicación antiinflamatoria no esteroideal IM para los pacientes con dolor agudo de cuello en los DEs.
Otro ECA (2) realizado en una clínica osteopática de cuidados primarios, determina los costes y la eficacia de la intervención basada en la práctica osteopática del dolor subagudo espinal. Un total de 201 pacientes con dolor subagudo de cuello o de espalda de 2 a 12 semanas de duración se asignaron aleatoriamente en dos grupos, uno fue tratado con cuidados generales habituales. Y el otro con tres sesiones adicionales de manipulación osteopática espinal. Para valorar los resultados primarios se utilizó la Escala de Medida de Dolor de Aberdeen (EMDA). Para los secundarios, el SF-12, EuroQol y el cuestionario del dolor de McGill. El resultado fue que mejoró más el grupo con manipulación osteopática que el que había recibido solo cuidados generales. A los 2 meses, la mejora del grupo con manipulación osteopática era perceptiblemente mayor en la EMDA [95% de intervalo de confianza (CI) 0.7-9.8] y SF-12 (CI 2.7-10.7 del 95%). A los 6 meses, esta diferencia no era significativamente mayor para EASPS (CI -1.5 a 10.4 del 95%), pero seguía siendo significativa para la SF-12 (CI1.0-9.9 del 95%). El aumento de los costes no fue significativo. Los autores recomiendan estudios multicéntricos rigurosos para determinar el generalizar este tratamiento.
Un ECA (3) determina si el TMO influencia los niveles de biomarcadores circulatorios del dolor. Recoge aleatoriamente muestras de sangre en 20 sujetos (10 con dolor de espalda bajo crónico [ LBP ], 10 controles sin LBP crónico) durante 5 días consecutivos. El día 4, fue administrado TMO a los sujetos 1 hora antes de la colección de sangre. Se analizaron los niveles en sangre de beta-endorfinas (betaE), serotonina (5-hidroxitriptamina [ 5-HT ]), ácido 5-hidroxindoleacetico (5-HIAA), anandamida (AEA) y N-palmitoiletanolamide (PEA). También se utilizó un cuestionario para evaluar factores de confusión, incluyendo niveles de dolor y de tensión, patrones de sueño y uso de sustancias. Se apreció aumentos en niveles de betaE y de PEA y una disminución de niveles de AEA inmediatamente tras el tratamiento. A las 24 horas, se observaron cambios similares. Hubo una disminución de la tensión en el 5º día. El análisis del subgrupo demostró que los sujetos con LBP crónico habían reducido perceptiblemente los niveles 5-HIAA a los 30 minutos del tratamiento (P=.05) y los niveles 5-HT a las 24 horas (P=.02) en comparación con concentraciones de la línea de fondo. El aumento en PEA en sujetos con LBP crónico a los 30 minutos del tratamiento era dos veces mayor que el aumento en sujetos control. Loas utores concluyen que las concentraciones de varios marcadores sanguíneos del dolor fueron alteradas tras el TMO. El grado y la duración del cambio eran mayores en sujetos con LBP crónico que en los sujetos control.
Otro ECA (4) indica que existen pocos datos objetivos para demostrar la eficacia del TMO en dolencias espinales. Determina la eficacia de los efectos de la técnica de la energía osteopática del músculo, comparando la gama cervical activa del movimiento entre adultos jóvenes y de mediana edad asintomáticos (n=18) antes y después de un protocolo de tratamiento, comparando esos resultados con los de sujetos control (n=14) que recibieron un tratamiento simulado de manipulación osteopática. La gama de movimiento medida en todos los sujetos (N=32) en tres planos (flexión/extensión, flexión lateral y rotación). La técnica de la energía del músculo produjo un aumento significativo en la gama cervical regional total del movimiento en el grupo con tratamiento (aproximadamente 4 grados) en comparación con los sujetos control (P<.001). Las diferencias significativas también fueron observadas en la magnitud del cambio en los tres planos de movimiento (rotación, P<.002; flexión lateral, P<.01), con flexión/extensión siendo el menos afectado (P=.2). Estos datos demuestran que el uso de la técnica de la energía del músculo puede producir aumentos agudos en la gama cervical activa del movimiento en sujetos asintomáticos.
Una Guía de Práctica Clínica (GPC) (5) para el manejo del dolor agudo musculoesquelético, dirigida entre otros profesionales a especialistas osteópatas, cuando se refiere al dolor de cuello asociado a un traumatismo cervical, señala que el dolor idiopático agudo y el asociado a traumatismo cervical agudo se diferencian solamente con respecto a la etiología. Por lo tanto, se pueden tratar con las mismas intervenciones ambas entidades. Entre las intervenciones con beneficios basados en evidencias señala: -los ejercicios; -la terapia electromagnética; -la acupuntura (aunque señala que no hay ECAs que valoren su efecto), -los analgésicos (especialmente los opiáceos. Escasa evidencia de la eficacia del paracetamol); -la manipulación cervical (mover una articulación más allá de su gama de movimiento inmediatamente disponible. Señala que los efectos nocivos son raros pero potencialmente serios); -los relajantes musculares; -los antiinflamatorios no esteroides; -la movilización cervical pasiva; -la tracción; -el estímulo eléctrico transcutáneo del nervio; -la combinación de dos o mas de estas intervenciones (ejemplo: relajación basada en la respiración diafragmática, reeducación postural, ayuda psicológica, ejercicio y movilización pasiva cervical, etc.). Entre las intervenciones sin beneficios basados en evidencias: -los collarines, que indica no son eficaces para el dolor de cuello agudo comparado al consejo de retomar la actividad normal y otras intervenciones. La GPC no nombra las manipulaciones osteopáticas.