Una revisión literaria (1) sobre rehabilitación tras la artroplastia total de hombro (ATH) señala entre las consideraciones primarias de rehabilitación para los pacientes que han sufrido esa cirugía secundaria a la osteoartritis, que se debe tener en cuenta una adecuada cicatrización del tejido blando y asegurar la movilidad apropiada con un rango de movilidad (RMO) de ejercicios pasivos anteriormente a los ejercicios isométricos de consolidación que comienzan a las 4 a 6 semanas tras la cirugía. Indica la revisión que es costumbre que los pacientes comiencen el RMO pasivo de forma temprana tras una ATH (en el hospital y a pocas horas de la cirugía). Esto lo establece la literatura de tres de los autores revisados: Brems, Brown y Cameron. Sin embargo, con excepción del consenso con respecto al RMO temprano, el movimiento progresivo varía considerablemente. Los autores indican que existe gran variabilidad en los protocolos publicados con respecto a la rehabilitación postoperatoria tras la ATH y según Brems, esto es una indicación de que aun no se ha establecido un programa como el más eficaz. Los protocolos se realizan en 3 o 4 fases, estas se identifican y se describen como la RMO pasiva, la RMO activa y la consolidación de las fases. Ninguno de los protocolos incluyen ejercicios escapulares tempranos para estabilizar la musculatura. Los autores de la revisión opinan que el trabajo escapular temprano es crucial para la rehabilitación de un paciente que ha experimentado un ATH. Brems y Brown convienen que la maximización del movimiento pasivo es la primera meta de la terapia, seguida de la recuperación de la fuerza. Entre los objetivos de la fase I señalan: aumentar gradualmente la gama pasiva de movimientos del hombro (PROM) y restaurar la gama activa de los movimientos (AROM) de la mano, de la muñeca y del codo. En el primer día del postoperatorio recomienda la flexión delantera pasiva en posición supina, según tolerancia y rotación interna pasiva hacia el pecho. En la fase II, el objetivo es restablecer la RMO pasiva al completo
Una serie de casos (2) evalúa a 77 pacientes (81 hombros) que experimentaron ATH primario, con un seguimiento mínimo de dos años (media, 4.1 años; gama, 2-7.1 años), 26 hombres y 51 mujeres; edad media 65 años (gama, 31-85 años). Los diagnósticos eran osteoartritis (37 hombros), artritis reumatoide (20 hombros), artritis traumática (12 hombros), osteonecrosis (6 hombros) y otros diagnósticos (6 hombros). Señala que la ATH confía en la terapia física postoperatoria para mantener el movimiento que se ha ganado con la cirugía. Tales terapias implican una progresión del movimiento pasivo a estiramiento progresivo activo, para mas adelante incorporar la consolidación del movimiento. Una terapia mas agresiva podría comprometer excesivamente la cicatrización de la musculatura subescapular y la estabilidad y función del hombro. Estos pacientes experimentaron un programa de rehabilitación estandardizado que comenzaba el primer día del postoperatorio y continuaba durante cinco semanas, usando los principios de la rehabilitación definidos por Hughes y Neer (3). Este programa comenzó con una gama activa de movimientos de la mano, muñeca, antebrazo y codo; y otra gama pasiva de movimientos del hombro, dentro de los límites marcados por la estabilidad y tensión del tejido blando afectado en la cirugía. En la 3ª semana, se añadieron ejercicios asistidos por polea para la elevación. En la 5ª semana, los pacientes comenzaron el movimiento asistido activo y de estiramiento para la flexión-extensión, elevación-aducción, rotación externa e interna. Los resultados indican que el programa de rehabilitación empleado es seguro, eficaz y de fácil uso para mantener el movimiento obtenido intraoperativamente después de la ATH primaria. El 70% de los pacientes, mantuvieron el movimiento de elevación, el 90% de pacientes mantuvieron el movimiento de rotación externa. La combinación de ATH y rehabilitación produjeron resultados clínicos excelentes y satisfactorios en el 80% de los pacientes.