Hay publicadas varias series de casos que muestran una prevalencia mayor, respecto a la población general, de infecciones urinarias en pacientes con cirrosis biliar primaria (CBP) (1,2,3,4,5). La presencia de bacteriuria se puede detectar, de forma puntual, hasta en un 19% de pacientes con CBP y hasta en un 35% cuando se realiza un seguimiento de 8 o más meses(1,2); siendo la tasa de recurrencia de hasta el 34%(3). Los resultados son contradictorios cuando se compara prevalencia de infecciones urinarias y/o bacteriuria en pacientes con CBP y con otros procesos hepáticos crónicos.
Varios estudios (6,7,8)muestran una elevación de anticuerpos antimitocondriales en infecciones urinarias recurrentes y en determinados pacientes con CBP; avanzando la hipótesis de que pudieran estar relacionadas estos anticuerpos en la etiología de la CBP.
Sobre el valor de la bacteriuria y su manejo clínico hay escasos estudios, con un número de casos pequeño y con poco tiempo de seguimiento:
- En un estudio realizado en 187 mujeres diagnosticadas de CBP, con un seguimiento de 5 años(9), la bacteriuria al comienzo del estudio, supuso un indicador de mal pronóstico (mortalidad o trasplante hepático).
- En un ensayo, un número pequeño de pacientes con bacteriuria asintomática (N=25), fueron tratados aleatoriamiente: un grupo con antibióticos y otro con placebo(10)y seguidos durante 5 años con un cultivo de orina semanal. El tratamieno con antibióticos no modificó la tasa de recurrencia, ni la incidencia de infecciones urinarias sintomáticas.
Una guía de práctica clinica de la CBP publicada en el año 2000(11), aunque reconoce la frecuencia de infecciones urinarias recurrentes es estos pacientes, no establece ninguna recomendación para la detección de bacteriuria asintomática o para su tratamiento.