Fecha de creación: 18/03/2020 | Fecha de actualización: 18/11/2020 (Se actualiza con la información científico técnica de la enfermedad por coronavirus COVID-19 del Ministerio de Sanidad actualizada el 12 de noviembre de 2020)
El conocimiento que disponemos sobre el riesgo y mecanismo de transmisión es todavía incompleto.
Inicialmente en el brote de Wuhan se encontró una asociación entre animales vivos y personas que trabajaban o visitaban un mercado concreto. El modo en el que pudo transmitirse el virus de la fuente animal a los primeros casos humanos es desconocido (3). Datos experimentales y algunas observaciones indican que los hurones, los felinos (gatos, tigres, y leones) y los visones son susceptibles a la infección y pueden desarrollar la enfermedad y también los perros en mucha menor medida.En este momento hay muy pocos casos descritos de transmisión desde los animales a los humanos por lo que no parece que la enfermedad en animales tenga una gran contribución en la epidemia (1).
El mecanismo de transmisión es persona a persona, fundamentalmente por vía respiratoria, a través de transmisión aérea, tanto por gotas como por aerosoles. Las gotas (>100 micras) son capaces de transmitirse a distancias de hasta 2 metros y al toser, estornudar o hablar de manera próxima a otra persona pone en contacto el virus con las mucosas de la boca, nariz u ojos. Los aerosoles que se producen al respirar o hablar son en más de un 80-90% de tamaño muy pequeño (< 2,5 micras), procedentes de los pulmones y como promedio se generan unos 500 por litro de aire espirado. Al toser se producen 3.000 partículas y al estornudar 40.000, mayoritariamente de pequeño tamaño (1-10 micras), procedentes de las vías respiratorias superiores. Los virus contenidos en los aerosoles tienen capacidad de generar infección sobre todo en determinadas circunstancias: en proximidad al caso índice durante tiempo prolongado y en espacios cerrados y mal ventilados.El informe de la OMS sobre transmisión del SARS-Cov -2, actualizado el 9 de julio (5) incorporó las referencias a brotes en los que se ha sugerido la posibilidad de transmisión por aerosol, por ejemplo, durante el canto en un coro, en restaurantes o en clases de gimnasia. En estos eventos, es posible la transmisión mediante aerosoles de corto alcance, particularmente en lugares en interiores, con hacinamiento e inadecuadamente ventilados.
La transmisión por aerosoles parece tener mayor importancia de la que se le dió en los primeros meses de la pandemia. El informe, de fecha 29 de octubre, encargado por el Ministerio de Ciencia e Innovación de España (16) concluye que existe una evidencia significativa sobre la transmisión de la infección por SARS-CoV-2 por vía de aerosoles. Hay también un apoyo sustancial de la comunidad científica a la posibilidad de que sea la forma de transmisión dominante, y a que sea la forma más habitual de contagio en eventos de super-propagación
. El mismo informe realiza una serie de recomendaciones sobre promover actividades en exteriores, ventilar o filtrar para para reducir transmisión la transmisión.
En estudios experimentales se pudo identificar virus viable en superficies de cobre, cartón, acero inoxidable, y plástico a las 4, 24, 48 y 72 horas, respectivamente a 21-23 ºC y con 40% de humedad relativa (1,2,1). En otro experimento similar, a 22 ºC y 60% de humedad, se dejó de detectar el virus tras 3 horas sobre superficie de papel (de imprimir o pañuelo de papel), tras 1 a 2 días sobre madera, ropa o vidrio y más de 4 días sobre acero inoxidable, plástico, billetes de dinero y mascarillas quirúrgicas (1). No existen estudios experimentales que traten de emular las condiciones naturales utilizando un inóculo similar al que se encuentra en las gotas respiratorias (por similitud con el virus de Influenza se calcula del orden de 10-100 copias de RNA), por lo que realmente se desconoce el tiempo en el que las superficies permanecerán contaminadas tras haber estado en contacto con las secreciones respiratorias de un enfermo. Hasta el momento no se ha descrito ningún caso por transmisión exclusiva a través de fómites (1) .
Aunque se ha aislado el virus heces humanas, la hipótesis de la transmisión fecal-oral no ha sido demostrada.Se considera, igualmente, que el riesgo de transmisión de SARS-CoV-2 a través de la sangre o hemoderivados es muy bajo (1).
La transmisión de la madre al hijo en los casos en los que ocurre, se considera que se produce por el contacto estrecho entre ellos tras el nacimiento (1,6,1). Recientemente se han observado algunos casos que muestran presencia de ARN del virus SARS-CoV-2 en placenta asociado a COVID-19 sintomático, lo que mostraría que la transmisión vertical es posible, aunque sería muy poco frecuente (1,10). Respecto a la transmisión a través de la leche materna, sólo se ha podido detectar ARN en la leche, no virus viables y en los casos detectados no se ha podido descartar la transmisión por contacto (1).
Las condiciones meteorológicas parecen influir en la expansión del SARS-Cov-2, aumentándola en situaciones de clima frío y seco, aunque su influencia parece mínima y los estudios con los que contamos presentan importantes sesgos (12). Se desconoce si el COVID-19 tendrá un patrón estacional al igual que ocurre con otros virus respiratorios como la gripe o los coronavirus causantes de los catarros comunes y es probable que en verano se seguirá transmitiendo, aunque con menor intensidad (1). Los resultados de un estudio preliminar en España, publicado el 14 de abril de 2020 (13) indican que en nuestro país el índice de afectación aumenta a menor temperatura promedio. La temperatura no es el único factor que interviene en la transmisión y en verano la mayor actividad social facilita el contagio, mientras que en el invierno lo puede facilitar el mayor tiempo que la población pasa en espacios cerrados, sin ventilación y con hacinamiento (1).
Sobre la transmisión del SARS-Cov-2 a animales es posible la transmisión humano-gato, y también existe la posibilidad de transmisión gato-gato y entre hurones. Los hurones son susceptibles a la infección y también los perros en mucha menor medida. En este momento no hay evidencia de transmisión desde los animales a los humanos ni parece que la enfermedad en animales tenga una gran contribución en la epidemia (1).
El período medio es de 5,1 días (IC 95% 4,5 a 5,8).(1). El 97,5% de los casos sintomáticos se desarrollan en los 11,5 días tras la exposición (1).
Parece que la posibilidad de contagio es mayor en los primeros días con síntomas, y se reduce en los días posteriores; aunque es una hipótesis que precisa de más pruebas.
Las tasas de infección que provoca cada persona contagiada son muy variables, en función del lugar geográfico y de las medidas de control existentes y oscilan entre el 0,45% al 5% de los contactos. Se ha estimado que cada persona infectada puede contagiar de 2 a 3 personas (1). Se han descrito determinados pacientes con una gran capacidad de contagio.
Actualmente se considera que la transmisión de la infección comienza 1-2 días antes del inicio de síntomas.Se desconoce si la intensidad de la transmisión a partir de personas asintomáticas será igual que a partir de personas con síntomas, aunque la carga viral detectada en un caso asintomático fue similar a la de otros casos sintomáticos (1).
La transmisión de la infección ocurriría fundamentalmente en los casos leves en la primera semana de la presentación de los síntomas, desde 2-3 días antes hasta 7-8 días después. En los casos más graves esta transmisión sería más intensa y más duradera(1).
Tras la curación clínica la posibilidad de contagio es pequeña, pero se ha comunicado algún caso con presencia de virus en frotis de orofaringe (RT-PCR +) en la fase de convalecencia tras ser dado de alta con curación y tras dos pruebas de RT-PCR negativas (14).
Existen evidencias publicadas en relación a la generación de anticuerpos en casos humanos.Estos datos indican que la respuesta inmune juega un papel en la curación, y dan soporte a que se pueda generar una vacuna que proteja de la enfermedad, si dicha vacuna reproduce la respuesta inmune que generan las personas que se infectan y se curan (1).
Se ha observado un cambio en la distribución por edad de los casos a lo largo de la pandemia en España. En el periodo enero-mayo, el 18% de los casos tenían entre 50 y 59 años y el 69% eran mayores de 50 años. En un segundo periodo, entre junio y agosto, ha habido una disminución en la edad de los casos, siendo el grupo de edad entre 20 y 29 el más afectado con un 20% del total de casos notificados, seguido del grupo entre 30 y 39 años con un 18% de los casos. La edad de los pacientes ingresados en hospital y en UCI también ha disminuido si comparamos el primer periodo con el segundo. Sin embargo, entre los fallecidos se observan menos diferencias entre los dos periodos (1).
En el análisis de los casos notificados a la RENAVE con fecha de inicio de síntomas y fecha de diagnóstico posterior al 10 de mayo, y hasta el 28 de octubre de 2020, se identifican 899.246 casos de COVID-19 en España. Un 5,4% de los casos han sido hospitalizados, un 0,4% han sido admitidos en UCI y un 0,8% han fallecido (15).
La mayor proporción de casos de COVID-19 se producen en el grupo de 15 a 59 años (68% del total), siendo el grupo de 15-29 años el más representado, con un 22% de los casos. El porcentaje de hospitalizaciones y defunciones con COVID-19 aumenta con la edad, alcanzando un 26,4% y 9,3% en mayores de 79 años, respectivamente (15).
El 52% de los casos de COVID-19 son mujeres y la mediana de edad de los casos es de 40 años, siendo mayor en mujeres que en hombres (40 vs 39años). Con respecto a la distribución por sexo y edad de la población española, los casos de COVID-19, están sobrerrepresentados en los hombres de 15-39 años,en mujeres de 15-49años y en mayores de 89 añospara ambos sexos, especialmente en mujeres (15).
La información epidemiológica actualizada de la Región de Murcia puede consultarse en este enlace.
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