Cada año, más de 800.000 personas mueren por suicidio y hasta 25 veces más que hacen un intento de suicidio. Detrás de estas estadísticas están las historias individuales de aquellos que, por muchas razones diferentes, han cuestionado el valor de sus propias vidas.
Cada uno de estos individuos es parte de una comunidad. Algunos pueden estar bien vinculados a esta comunidad, y tener una red de familiares, amigos y colegas de trabajo o compañeros de escuela. Otros pueden estar menos conectados, y algunos pueden estar muy aislados. Independientemente de las circunstancias, las comunidades tienen un papel importante que desempeñar en el apoyo a las personas vulnerables.
Este sentimiento se refleja en el tema del Día Mundial de la Prevención del Suicidio de 2017: "Tómate un minuto, cambia una vida". Como miembros de las comunidades, es nuestra responsabilidad mirar hacia fuera para los que pueden estar luchando, y animarlos a contar su historia en primera persona. Ofrecer una palabra suave de apoyo y escuchar de una manera no crítica puede hacer que el día sea diferente.
Las personas que han vivido un intento de suicidio tienen mucho que enseñarnos sobre cómo las palabras y acciones de los demás son importantes. A menudo hablan conmovedoramente acerca de llegar al punto donde no podían ver otra alternativa que terminar con su propia vida, y sobre los días, horas y minutos que conducen a esto. A menudo describen darse cuenta de que no querían morir, sino que querían que alguien interviniera y los detuviera. Muchos dicen que buscaron activamente a alguien que pudiera sentir su desesperación y preguntarles si se encontraban bien. Casi de manera universal, dicen que, si alguien se hubiera tomado un minuto, la trayectoria en la que se encontraban podría haberse interrumpido.
La vida es preciosa y a veces dura. Tomar un minuto para escuchar a alguien - un extraño completo o familiar cercano o amigo - puede cambiar el curso de su vida.
Las personas suelen ser reacias a intervenir, incluso si están muy preocupados por alguien. Hay muchas razones para esto, una de ellas es que temen el no saber qué decir. Es importante recordar, sin embargo, que no hay fórmula mágica. Las personas que han pasado por un episodio de pensamiento suicida severo a menudo dicen que no estaban buscando un consejo específico, pero que la compasión y la empatía de otros ayudaron a cambiar las cosas para ellos y orientarlos hacia la recuperación.
El jueves día 7 y el viernes día 8 de septiembre, distintos actos en la ciudad de Murcia trasladarán un mensaje único: todos podemos colaborar en el apoyo a las personas que se enfrentan al problema del suicidio.
Jueves día 7: Mesa redonda "Prevención del suicidio, una tarea comunitaria", a las 19:30h en el salón de actos de Cajamar. Plaza Julián Romea 4, Murcia. Con la colaboración de expertos que trabajan activamente en la prevención e intervención en crisis suicidas.
Viernes día 8: actividades en la Plaza de Santo Domingo, caseta del Teléfono de la Esperanza durante todo el día. A las 19.00h lectura del manifiesto, encendido de velas y suelta de globos.