Este vídeo forma parte del proyecto La vida como fenómeno biológico limitado: el rechazo a los tratamientos fútiles
para la Agencia de Calidad del Sistema Nacional de Salud, realizado, mediante convenio de colaboración, entre el Ministerio de Sanidad y Política Social y la Comunidad Autónoma de la Región de Murcia, para el impulso de prácticas seguras en los centros sanitarios.
Siempre es demasiado pronto para partir.
De repente, el tiempo parece escaso.
¿Qué decir ahora que sigue el camino?.
¿Cómo vivir estos días que quedan?.
Le díria cuánto la quiero.
¿Por qué los padres no lo decimos más, como si pensaramos que el tiempo es todo nuestro?.
De jóvenes no pensamos hacia dónde va la vida, y olvidamos que morir es parte de ese ciclo natural.
Necesito verle, abrazarle..., le debo tanto.
Sé que estamos juntos, que el cariño vive y se queda.
Cuánta paz en su abrazo de estos días.
También siento necesidad de estar sola para ver por dónde empezar.
No sé entender el dolor, no lo quiero.
A veces esto me hace preferir el aislamiento.
No quiero que me vean, no quiero ver..., pero no es cierto:no quiero estar sola.
Supongo que sienta bien conocer lo que viene.
También necesito que lo comprendan los demás, para aceptarlo.
Creo que todos tenemos que soltar amarras, pero a la vez encontrarnos, estar cerca... hasta el final.
Ser consciente de la vida, ayuda a elegir el transcurrir de cada día.
Puedo hacerlo en este momento, decidir qué más quiero dar.
Y cuando ya no puedan escuchar de mí más que un tenue latido, todos sabrán de que modo deseo partir de esta vida.
Al final del ciclo de la vida, la muerte nos iguala: sólo nos diferenciamos en el amor que hemos sido capaces de dar.
Aunque la ausencia duele, siempre estamos a tiempo para reencontrarnos y preparar la mejor partida.
Nadie sabe cuando llegará el momento final de este ciclo, pero si sabemos cuándo el dolor está rondando, y nadie debería estar solo en ese momento.
Aprendemos del dolor de los demás.
La ciencia médica busca paliar con sus cuidados terapéuticos; aprendemos a aliviar con el cuidado y el cariño...
Aliviar los síntomas es sólo uno de nuestros deberes.
Tratamos de que la vida se pueda vivir dignamente hasta el final.
Los enfermos quieren esto: sentir que valen, que cuentan.
Son los protagonistas de su vida, incluso en esta parte del ciclo final, que duele menos y se acepta si se puede ir tomando con naturalidad.
Esos son los cuidados paliativos.
Buscar paliar el dolor, el físico y el espiritual o psicológico.
Son un derecho del paciente y también de sus familiares.
Mejorar la calidad de vida en circunstancias difíciles, con ayuda de las terapias médicas, es uno de sus objetivos.
Pero no se trata de prolongar vitalmente una situación de sufrimiento.
Se trata de un cuidado.
Desde hace unas pocas décadas, los cuidados paliativos se han convertido en una filosofía de trabajo médico, que en la Región de Murcia se aplica con dedicación profesional.
El Hospital General Universitario Reina Sofía ha iniciado la preparación de un equipo sanitario para atender las necesidades y derechos del paciente, de acuerdo con el Plan Integral de Cuidados Paliativos de la Región de Murcia, que incluye la atención del paciente y su familia en el domicilio y el apoyo y la formación a todos los profesionales implicados en el tratamiento.
En el Hospital General Universitario Reina Sofía, además, la vocación y el trabajo en equipo por la dignidad de todos sus pacientes, motivan una profunda comprensión de sus sentimientos, para ayudar a transformar sus dolores personales en una acitud que permita la aceptación y la paz.
Parte especial de la dignidad de la persona es su libertad, que debe sentirse hasta el último latido.
Libertad, incluso, para entregarse a los demás al final de la vida.
Que otros puedan respirar cuando yo no sienta ya mi latido; que otros puedan ver cuando se cierren mis ojos.
Quiero este proyecto para mi vida.
Libertad de conocer su estado de enfermerdad y tomar decisiones por sí mismo.
Y, especialmente, a que se respete su voluntad en todas las acciones terapéuticas cuando la persona enferma ha expresado su voluntad en las llamadas intrucciones previas
.
La declaración de instrucciones previas prevé las elecciones del paciente sobre el tipo de asistencia sanitaria que quiere recibir cuando lleguen las cisrcunstancias que le impidan comunicar personalmente esa voluntad.
En situación libre y consciente: todo enfermo tiene derecho a conocer que existe ese documento a su alcance, cuya declaración constará ante testigos válidos.
También puede incluir el nombramiento de un interlocutor que interprete los deseos sobre el modo de partir.
El proyecto de cada uno que alcanza hasta los últimos días del ciclo natural de la vida, puede quedar allí expresado con diferentes alcances, desde el destino de su cuerpo hasta el tipo de asistencia y acompañamiento que pueda desear para sus cuidados finales.
Podemos ser autores de nuestra historia: hacer que nustra vida tenga sentido.
Escribir nuestro relato hasta la última página.
Murcia, 2009.