Se basa en cuatro principios básicos, cada uno con un objetivo concreto y en los que la precocidad de instauración es un elemento fundamental.
Además de estas medidas básicas, resulta fundamental la coordinación entre los diferentes sistemas asistenciales para iniciar y mantener el tratamiento de un paciente intoxicado hasta su llegada al hospital. Aquí tiene un papel fundamental el Servicio de Emergencias extrahospitalario, que es quien puede centralizar y coordinar la atención, además de realizar el transporte sanitario en las mejores condiciones posibles al centro sanitario más adecuado. Algunas situaciones como la parada cardiorrespiratoria, el coma (escala de Glasgow < 9), crisis convulsivas, agitación psicomotriz severa, insuficiencia respiratoria aguda grave, shock, arritmias cardiacas graves, emergencia hipertensiva, etc, representan una alarma inmediata en intoxicaciones agudas que debe ser comunicada con antelación al centro que recibirá al paciente.