La búsqueda realizada en las bases de datos habituales no ha identificado guías de práctica clínica (GPC), sumarios de evidencia o protocolos que revisen las indicaciones o contraindicaciones del uso de alargaderas con llave de tres pasos. Tampoco se han encontrado estudios que comparen los beneficios/potenciales daños de utilizar una alargadera a la hora de realizar una infusión intravenosa frente a no usarla.
La GPC de la Agencia de Evaluación de Tecnologías Sanitarias de Andalucía sobre terapia intravenosa con dispositivos no permanentes en adultos(1) se plantea si “En el paciente que tiene canalizada una vía venosa y necesita compartir la vía para extracción de analíticas o administración de fármacos, ¿el uso de alargaderas con llave de tres pasos es mejor que la utilización de alargaderas bifurcadas para prevenir la aparición de complicaciones? “ y como respuesta los autores establecen que “No hemos encontrado bibliografía que aborde esta cuestión. No obstante la llave de tres pasos no debería ir integrada en la alargadera, ya que cuando se precisara su cambio debería poder cambiarse solo la llave, facilidad que aportan las alargaderas bifurcadas. “
Como recomendación al respecto la guía propone que “El panel no encuentra diferencias entre sugerir el uso de alargaderas con llaves de tres pasos o alargaderas bifurcadas, en el paciente que tiene canalizada una vía venosa y necesita compartir la vía para extracción de analíticas o administración de fármacos” (recomendación débil)*.
Se ha identificado un protocolo de enfermería(2) que sugiere que, para la administración intermitente de medicación intravenosa “Es conveniente el uso de alargaderas cortas que disponen de un clamp que permiten distanciar la zona de manipulación de la vía de la zona de inserción y facilitan el mantenimiento de la presión positiva.”
Además, entre las medidas destinadas a evitar la flebitis mecánica se incluye el uso de alargaderas cortas “que van a distanciar la zona de manipulación de la de inserción, con lo que se disminuyen los movimientos en la zona”.
En relación a este aspecto comentamos los resultados de un estudio analítico de cohortes prospectivo(3), que parte de la hipótesis de que para prevenir la flebitis traumática se han adoptar medidas para disminuir la movilidad del catéter; entre ellas conectar una alargadera de sistema de suero entre el catéter y la llave de tres vías. La variable de resultado del estudio fue la aparición de flebitis con o sin alargadera y se incluyeron 2.572 pacientes (1.480 hombres y 1.092 mujeres). En un grupo control de 1.419 pacientes se colocó, al final del sistema de suero, una llave de tres vías seguida por una alargadera. En el otro grupo de 1.153 pacientes se colocó la llave de tres vías pero sin alargadera.
Se observaron los siguientes resultados:
- Aparecieron un total de 327 casos de flebitis (12,71%), de estos 118 fueron hombres y 209 mujeres.
- El total de flebitis usando alargadera tras la llave de tres vías fue de 43 pacientes (1,67%), y las flebitis sin el uso de alargaderas fue de 284 pacientes (11,04%).
Concluyen los autores que el uso de alargaderas, entre el catéter y la llave de tres vías o los sistemas de infusión disminuye considerablemente la aparición de flebitis. debido a que el uso de estos dispositivos provoca que se produzcan menos movimientos de tracción o empuje sobre los catéteres y eliminan el factor de lesión provocado por el movimiento del catéter sobre el punto de punción.
No obstante, en otro estudio descriptivo(4) se valoró la prevalencia de efectos adversos relacionados con dispositivos intravasculares periféricos y no se encontró relación entre el uso de alargaderas y la aparición de efectos adversos:
Cumplieron los criterios de inclusión en el estudio 4.402 pacientes, 2.457 hombres (55,8%) y 1.945 mujeres (44,2%), con edad media de 59,3 años y mediana de la estancia hospitalaria de 5 días. Se registró la presencia de vías venosas en 3.463 pacientes (78,7%), no teniendo vía venosa registrada 939 pacientes (21,3%). Y, en los pacientes con vía venosa registrada. se detectaron los siguientes efectos adversos:
- Flebitis en 379 pacientes (8,6%), presentando 1 flebitis 289 pacientes (6,6%) y el resto más de 1.
- Extravasación en 512 pacientes (11,6%).
- Obstrucción en 85 pacientes (1,9%).
En total presentaron algún efectos adverso 812 pacientes (18,4%), habiendo presentado más de un tipo de evento adverso 164 pacientes.
En cuanto al uso de una alargadera, constaba que tenían alargadera 1.301 pacientes (20%) no constando que tenían colocada alargadera el resto. Al analizar los resultados se observó que no habían diferencias significativas en la asociación entre la utilización de la alargadera y la aparición de efectos adversos (p=0,733).