Se han encontrado 4 estudios que evalúan los Planes de Cuidados Estandarizados (PCEs) en general, otros 5 que evalúan PCEs en procesos concretos y 1 décimo estudio describe el proceso de toma de decisiones y la evaluación realizada por las enfermeras comparando los PCEs con los Planes de Cuidados Individualizados (PCIs).
En general concluyen que: las enfermeras tienen una percepción general y actitud positiva del los PCEs, considerando que facilita su trabajo y mejora la calidad de la atención y por lo tanto tienen una predisposición a su aplicación; la elaboración de los PCEs debe basarse en la evidencia, pero no siempre ocurre así; introducir los PCEs en la historia clínica electrónica puede mejorar los requisitos previos para la promoción de la práctica clínica basada en la evidencia; para utilizar los PCEs es necesario reforzar conceptos teóricos, prácticos y manejo de taxonomías enfermeras; etc.
Como puntos en contra de los PCEs, en tres de los estudios se señala que los PCIs en cambio ofrecen mas oportunidades a los pacientes a intervenir en la toma de decisiones, a participar en su propio cuidado y manifiestan la necesidad de evitar la tendencia de aplicar exclusivamente PCEs, sin adaptarlos a cada persona.
Con respecto a la evaluación general de los PCEs:
Un estudio trasversal(1) describe la percepción de 116 enfermeras con experiencia en trabajar con PCEs en cuanto al uso, documentación, calidad de la atención y proceso de implementación, para garantizar la calidad de la atención. Informaron que el uso de los PCEs facilita su trabajo diario, especialmente para los nuevos trabajadores y funcionaba bien como una lista de control para garantizar la calidad de la atención. La documentación se percibió asequible, se utilizó menos tiempo y con información menos redundante. El proceso de implementación se informó como satisfactorio, pero la mayoría indicó que no se implicaron en el desarrollo de los PCEs. A pesar de que el 85,5% tuvieron una actitud positiva hacia trabajar de con PCEs, algunos también se mostraron inflexibles. Se concluye que las enfermeras tenían una percepción general positiva del trabajo con PCE, sobre todo en términos de facilidad de uso, la documentación y la calidad de la atención. Pero el proceso de implementación no fue el óptimo por lo que fue dudoso que los PCEs rindiera efectos positivos.
Otro estudio trasversal(2) basado en el análisis de los registros de enfermería utilizados en 158 centros públicos y privados de Gipuzkoa (País Vasco), analiza si el método del proceso de enfermería es utilizado y, en caso afirmativo, analiza en el marco de qué modelo y cómo. El proceso de enfermería se aplicó en el 98% de los centros (en todos los centros públicos y en 18 de los 21 centros privados). El modelo de Virginia Henderson es el más utilizado para aplicarlo, y la mayoría de los centros utilizan los diagnósticos de enfermería NANDA, la terminología NIC-NOC y los PCEs. Se concluye que el uso del proceso de enfermería se ha generalizado en Gipuzkoa, con un mayor uso en los centros públicos. En definitiva, se pone de manifiesto que los diagnósticos enfermeros, la terminología NOC-NIC y los PCEs son una realidad mayoritaria.
Un estudio descriptivo(3), mediante una encuesta, investiga la calidad de los PCEs y el grado en que se utilizan en 25 hospitales suecos. Además, examina la calidad de las evidencias en los que se basan los PCEs. Sólo el 4% (34 de 782) de los documentos revisados cumplieron los criterios para ser un PCE. Ninguno de ellos estaba basado en la evidencia. El estudio concluye que existe una falta de conocimiento sobre lo que es un PCE, ya que cómo tal, debe proceder de conocimientos basados en la evidencia. Se plantea la cuestión de cómo se utiliza la investigación para crear PCEs. En el proceso de elaboración de PCEs, es importante que los profesionales que desarrollan estos planes tengan formación científica y experiencia. Los PCEs se encuentran en las primeras etapas de desarrollo, y en esta etapa parece conveniente iniciar un debate sobre una posible cooperación en el ámbito nacional para el desarrollo de PCEs, para determinar los grandes grupos de pacientes que sufren de enfermedades específicas, o que han de someterse al mismo tratamiento.
Un estudio multicéntrico, observacional, transversal, descriptivo y no probabilístico(4) investiga expectativas, condicionantes y necesidades de formación de enfermeras de 4 centros asistenciales de Bolivia, para posteriormente desarrollar un proyecto piloto de implementación del proceso enfermero y de los PCEs. Se realizó una encuesta cerrada con respuestas agrupadas en torno a 6 categorías de análisis de problemas para la implantación del proceso enfermero, determinadas previamente mediante entrevista en profundidad a responsables asistenciales de enfermería y profesorado de la universidad. 95 enfermeras (97,9%) consideraron necesario reforzar conceptos teóricos, prácticos y el manejo de taxonomías enfermeras, previo a la implantación del proceso enfermero. Como elemento negativo para su implementación en la práctica destacan el mal aprovechamiento de los recursos formativos. Por otra parte, como elementos a favor del cambio: 91 enfermeras (93,8%) tenían buena predisposición a usar el proceso enfermero; 85 (87,6%) consideraron que habría un incremento de la calidad y de la continuidad de los cuidados; y 87 (89,7%), que habría un refuerzo de la visibilidad social y científica de la profesión. Las enfermeras encuestadas apostaron por implantar el proceso enfermero en centros hospitalarios y de salud. Se concluye que, las fortalezas y debilidades detectadas en este estudio, junto al apoyo de diversas instituciones (Universidades de Almería y Autónoma Gabriel René Moreno de Bolivia), serán claves para potenciar la profesión de enfermería, cuya actividad es determinante en el desarrollo de programas y en la salud pública de los países.
Con respecto a la evaluación de los PCEs de patologías concretas:
Un estudio prospectivo(5) evaluó, en 31 centros de atención primaria, la eficacia de un PCE basado en los diagnósticos NANDA y las intervenciones de enfermería NIC, con el objetivo de mejorar metabolismo, peso y control de la presión arterial en 24.124 pacientes con diabetes mellitus tipo 2 (DM2). A un grupo de pacientes (18.320) se les proporcionó el Cuidado de Enfermería Usual (CEU) y a otro grupo (5.168), el PCE. A los dos años, se evaluó y se concluyó que la utilización del PCE fue útil en el logro de objetivos de control glucémico en pacientes con DM2 mal controlada (HbA1c ≥ 7%). Los resultados de la presión arterial diastólica mejoraron ligeramente en el grupo del PCE en comparación con el grupo de CEU.
Otro estudio(6) evalúa el proceso de desarrollo e implementación de un PCE para pacientes sometidos a endarterectomía carotídea (EAC) para mejorar la calidad de los cuidados del pre y post operatorios. Durante los primeros 10 meses, tras aplicación del PCE-EAC, se realizó una revisión de 83 PCE. Además, 15 enfermeras y 14 auxiliares de enfermería respondieron a un cuestionario destinado a evaluar el uso del PCE. La revisión mostró que 3 pacientes no habían sido atendidos de acuerdo con el PCE y que parte de la documentación fue redundante e innecesaria. El 100% informó que estaba total o parcialmente de acuerdo con el uso de los cuestionarios. El 82% informó que la documentación era limitada usando el PCE; por otro lado, el 100% coincidió en que la documentación era fácil, ahorraba tiempo, y disminuía la información redundante. La muestra total dio altas puntuaciones medias en las áreas de Calidad de la Atención e Implementación (32,0, 13,0, respectivamente), pero 16 enfermeras (59%) estuvieron de acuerdo en que en la mayoría de las ocasiones se basaron en su experiencia de trabajo y no en el PCE. Todas las enfermeras tenían en general una actitud positiva hacia el PCE y consideró que este procedimiento facilita su trabajo y mejora la calidad de la atención. La introducción de los PCE es una manera importante de aplicar los conocimientos basados en la evidencia y conseguir un trabajo de alta calidad.
Un estudio comparativo(7) coteja, mediante un cuestionario que se pasó antes y después de la implementación de un PCE para la atención al ictus, las opiniones del personal sobre dicho plan, los hábitos de auto-información con respecto a la documentación y los conocimientos acerca de la percepción que tenían de las guías basadas en la evidencia de la atención al ictus. Para facilitar la práctica clínica basada en la evidencia (PCBE) se implementó en la historia clínica electrónica (HCE) el PCE. Los conocimientos percibidos sobre las guías basadas en la evidencia de la atención al ictus aumentaron después de la aplicación del PCE. La mayoría coincidió en que era útil y facilitaba su trabajo. No hubo cambio entre antes y después de la aplicación con respecto a las opiniones acerca de los PCEs, los hábitos sobre auto-información de documentación o sobre el tiempo dedicado a la documentación. Se concluye que, para los responsables de enfermería, la introducción de un PCE en la HCE puede mejorar los requisitos previos para la promoción de la PCBE de alta calidad en la atención multiprofesional.
Un estudio descriptivo(8) detalla la utilización de PCEs en 13 pacientes con infarto de miocardio y su participación en la atención. Los datos se reflejan en los registros de enfermería cuando se utilizan dichos planes. El estudio señala que el uso de PCEs ha aumentado la calidad de los tratamientos médicos, aunque también ha pasado por alto las oportunidades de los pacientes a participar en su propio cuidado. Existe una falta de conocimiento sobre cómo los PCEs influyen en la participación de los pacientes en el cuidado de enfermería. Se analiza: la participación en el proceso de toma de decisiones y la participación asociada a "compartir con los demás". Los resultados se agrupan en dos categorías: la "participación intermediario y los pacientes de los pacientes una participación activa. Los principales resultados indican que los pacientes con la participación de intermediarios dependía de profesionales de la salud "poder de gobernar la situación de los cuidados de enfermería.
El estudio de un caso(9) de una paciente de 86 años de edad, que tras sufrir una caída en su domicilio, ingresa en el hospital por presentar fractura de cadera, señala que la paciente presenta ante todo problemas derivados del déficit de movilidad. Sin embargo, una falta de asesoramiento previo al alta hospitalaria, da lugar a una serie de diagnósticos evitables, tanto a la paciente, como a la cuidadora principal, como son: el déficit de conocimientos, ansiedad, riesgo de cansancio del rol del cuidador y riesgo de estrés por traslado. La intervención de la enfermera referente hospitalaria y de la enfermera gestora de casos hospitalaria requiriendo la intervención coordinada del equipo multidisciplinar, puso de manifiesto la necesidad de evitar la tendencia de aplicar exclusivamente PCEs, sin adaptarlos a cada persona; siendo imprescindible la planificación y prestación de cuidados específicos e individuales, que den lugar a intervenciones que capaciten en el conocimiento, guiando al paciente y al cuidador, educándolos en definitiva en el manejo efectivo de su proceso de enfermedad, es decir un PCI, para cada paciente, asegurará el éxito en la continuidad de cuidados.
Finalmente, un estudio cualitativo(10) describe el proceso de toma de decisiones y la evaluación realizada por las enfermeras que utilizan planes de atención individualizados (PCIs) incluyendo diagnóstico de enfermería, objetivos e intervenciones o que utilizaban PCEs. El grupo de estudio estaba compuesto por 19 enfermeras de tres hospitales suecos con diferentes niveles de atención. El criterio de inclusión, era que tuvieran un mínimo de dos años de experiencia laboral como enfermera:
- 9 de las enfermeras trabajaban en salas de hospital que no empleaban diagnósticos de enfermería o planes de atención lo que significa que a pesar de la legislación sueca, no se formulan PCI, ni PCE. Estas enfermeras tenía una experiencia laboral media de 11 años (rango de 2,5 a 25 años).
- Las otras 10 enfermeras trabajaban en salas de hospital donde los diagnósticos de enfermería, y tanto los PCI como PCE formaban parte de la rutina diaria. Estas enfermeras también tenía una experiencia laboral media de 11 años (rango 4-25 años).
La principal preocupación de todas las enfermeras era obtener una base para la atención enfermera en su entrevista de admisión y proporcionar un buen cuidado, pero la perspectiva del análisis de la información evaluada difería. Las enfermeras que habían utilizado un PCI, adoptaban una perspectiva enfermera, utilizando el pensamiento crítico en el proceso de evaluación y en la toma de decisiones con el fin de llegar a un diagnóstico enfermero. Por el contrario, las enfermeras que habían utilizado un PCE, adoptaban un punto de vista médico, y no utilizaban el pensamiento crítico para la atención de enfermería, ya que no tenían la intención de formular diagnósticos enfermeros, introduciendo los datos únicamente para cumplimentar el registro. Aunque el enfoque de la entrevista de admisión para todas las enfermeras, con independencia del punto de vista enfermero o médico, se centraba en las necesidades físicas y sociales del paciente.
El resultado de este estudio indica que, con el fin de proporcionar una atención de enfermería de alta calidad, las enfermeras necesitan más conocimientos sobre el pensamiento crítico y el proceso de enfermería. Antes de eso, las enfermeras necesitan formación relacionada con el proceso enfermero y el pensamiento crítico, a través de estudios de casos o de situaciones clínicas reales. Este tipo de educación está, en cierta medida, incluido en la teoría de los programas de los planes de estudio de enfermería. Sin embargo, con el fin de promover y garantizar el uso hábil de todos los pasos del proceso de enfermería, debe ser empleado también en un entorno clínico. La implementación de un lenguaje estandarizado entre las enfermeras con experiencia debe ser una prioridad. Se necesitan más investigaciones para explorar los efectos de bienestar del paciente y satisfacción con la atención cuando las enfermeras llevan a cabo una evaluación que resulte en diagnósticos enfermeros e intervenciones basadas en la evidencia. También se necesitaría investigar lo que les impide tomar una perspectiva enfermera.